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In Memoriam de Lantigua

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A veces, se justifica romper la norma periodística que exige párrafos cortos y un solo concepto por párrafo.

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A veces, se justifica romper la norma periodística que exige párrafos cortos y un solo concepto por párrafo. Hay ocasiones en que la emoción y la memoria demandan expresarse en un largo fluir de palabras.

La partida de José Rafael Lantigua es uno de los hechos luctuosos que con mayor fuerza ha marcado el ámbito cultural y literario de República Dominicana. No solo por lo sorpresivo y doloroso de su fallecimiento, sino por la extraordinaria labor que consumó en favor del libro y la lectura.

Su trabajo como gestor, crítico, difusor y comentarista de la producción autoral abarcó publicaciones, estímulo a nuevos talentos y la concepción de trascendentes proyectos de animación lectora.

Entre estos, se destaca el nuevo perfil internacional que imprimió a la Feria del Libro, los premios literarios que impulsó y ayudó a crear — como el Premio Feria del Libro Eduardo León Jimenes, el Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña — , así como el fortalecimiento cualitativo de los Premios Anuales de Literatura.

Fue autor de siete volúmenes de Biblioteca: 20 años de crítica literaria (1983-2003), compendio que reúne parte de su labor de análisis en diversos medios, y de la monografía Buscando tiempo para leer, donde, con gracia y claridad, expuso las diez libertades del lector:

6. El derecho al bovarismo (enfermedad de transmisión textual)

Nativo de la provincia Espaillat, Lantigua sintió desde joven el llamado de los libros, el embrujo de las historias y la magia indefinible de la poesía. Más tarde desarrolló una sólida vocación por la investigación, el análisis y la crítica literaria.

Ensayista, poeta y periodista cultural, se graduó cum laude en Ciencias de la Educación, mención Letras, en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña.

Antes de ocupar cargos en el sector público, fue director de Comunicaciones y Mercadeo de un importante grupo financiero, donde concibió campañas de alto impacto social, algunas aún vigentes.

Hombre de voz pausada, metódico y disciplinado, coherente en lo social y lo político, fue un servidor público intachable.

Su monumental Biblioteca: 20 años de crítica literaria — siete tomos que recopilan más de 3,000 páginas y 1,800 crónicas sobre 800 autores — democratizó la crítica literaria, ofreciendo espacio a voces emergentes. Su columna sabatina en Diario Libre fue su último aporte, un oasis de información y reflexión literaria.

Miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua desde el 16 de junio de 2008, pronunció en su ingreso el discurso La conducta literaria: el discurso fundacional, un ejercicio de pensamiento denso y preciso, como era su estilo.

Ocupó la silla “A”, originalmente perteneciente a Adolfo Alejandro Nouel, fundador de la Academia, presidente de la República y arzobispo de Santo Domingo.

Cuando parte una figura de esta magnitud, en realidad nunca se va.

José Rafael Lantigua permanece a través de su obra a favor del libro y la lectura. Cada vez que un lector — infantil, juvenil o adulto — abra un libro, ahí estarán su sonrisa y el eco de su voz.

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