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Fue el poeta, escritor, ensayista, el amigo…, uno de los miembros más destacados del reducido círculo de la intelectualidad dominicana.
La fugacidad de la vida ha cortado las alas al brillo de una mente creativa, incisiva, comprometida con el presente y las generaciones futuras, una pluma consciente, un refugio para los más jóvenes.
Se ha ido el poeta, escritor, ensayista, el amigo…, José Rafael Lantingua, uno de los miembros más destacados del reducido círculo de la intelectualidad dominicana, dejando tras de sí un gran legado a las letras y a la cultura del país.
El mundo literario y cultural de República Dominicana amaneció el pasado martes cinco de agosto, con la triste noticia de su partida física de este mundo, pero no así, en la memoria de quienes tuvieron el privilegio de compartir tiempo y espacio con un ser humano sensible, sencillo y afable, inteligente y visionario, quien dejó plasmado en su extensa obra literaria, que abarca ensayos sobre temas culturales, sociales, literarios, pero sobre todo, en la poesía centrada en temas dominicanos, sin dejar fuera de su alcance aquellos tópicos universales.
José Rafael Lantigua nació el 17 de septiembre de 1948, hace casi 76 años, en Moca, provincia Espaillat, licenciado en Ciencias de la Educación con mención en Letras, Cum Laude, en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña. Desde muy joven abrazó el amor por la literatura, logrando destacar como escritor, poeta, ensayista, periodista y crítico literario.
La reacción del embajador alterno de República Dominicana ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), licenciado Manuel E. Félix, no se hizo esperar.
Inmediatamente, se dio a conocer la lamentable noticia sobre el deceso de Lantigua, lo calificó como un notable y ejemplar literato dominicano. “La muerte de José Rafael Lantigua entristece a todo el pueblo dominicano y por ende, a toda la diáspora dominicana, en especial a los residentes en Nueva York, donde tuvimos la gran oportunidad de estrechar lazos de amistad y de confraternidad, por el gran respeto que siempre le guardó a nuestra comunidad en la urbe neoyorquina”.
Para el diplomático, Lantigua tuvo una amplia e inmaculada trayectoria como gestor cultural y como magnífico ministro de Cultura, cuando ocupó esa posición en la administración pública.
“El pueblo Dominicano lo recordará para siempre como un intelectual de fuste y de grandes dotes humanas. Su partida del mundo crea un gran vacío entre la intelectualidad dominicana”, destaca al ser consultado para esta historia de LISTÍN DIARIO.
En el año 2006 fue elegido como miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua (ADL). Como parte de su trayectoria profesional ocupó importantes puestos oficiales en el país, entre los que se encuentra el de director de la Biblioteca Nacional (1985-2000); presidente de la Comisión Permanente de la Feria del Libro (1997-2000), fundador de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo y ministro de Cultura de República Dominicana desde el 2004 hasta el año 2008.
Hasta el día de su muerte se desempeñó como miembro del Consejo Directivo de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode), donde también fungía como director del Centro de Estudios de la Cultura, y responsable de la dirección editorial de la Revista Global. Fue el fundador del suplemento literario Biblioteca, el cual dirigió durante 20 años para los diarios Ultima Hora y Listín Diario.
Poemas y ensayos de Lantigua figuran en antologías nacionales y extranjeras. Entre sus obras destacadas se pueden mencionar títulos como ‘Domingo Moreno Jimenes, apóstol de la poesía’ (1980); ‘Hacia una revalorización del ideal Duartiano’ (1985); ‘La conjura del tiempo: memorias del hombre dominicano’ (1994); ‘El oficio de la palabra: conversaciones literarias’ (1995); ‘Islas en el Sol, en colaboración con Francisco López Sacha’ (1999); ‘Buscando tiempo para leer: Los 10 derechos del posible lector’ (2000); ‘Semblanzas del corazón: memorias y nostalgias’ (2001); ‘Encuesta sobre hábitos de lectura en República Dominicana’ (2003); ‘Cuaderno de sombras’ (2015), y ‘Un encuentro con el comandante: letras racionadas’ (2016).
También escribió ‘Biografía de un poeta; Sobre un tiempo de esperanzas’ (poemas); ‘Duarte en el Ideal, y Los júbilos íntimos’ (poemas). Su extensa y prolífica carrera literaria fue reconocida en diversas ocasiones. En 1977 fue galardonado con el ‘Premio Nacional de Ensayo; el Premio Nacional de Periodismo del Club de Prensa Extranjera’, en 1989; ‘Premio Nacional Feria del Libro Eduardo León Jimenes 2016’ por su obra ‘Espacios y Resonancias’ y el Premio Pro-Cultura 2003, otorgado por el Ateneo Amantes de la Luz; entre muchos otros.
Asimismo, recibió el Premio Narciso González 2003 al Intelectual del Año; el Premio de la Academia, concedido por la Academia Dominicana de la Lengua 2003, y el Premio Eugenio Deschamps, otorgado por la Alianza Cibaeña, a la personalidad cultural más resaltante del año en 2007; en el año 2008, el Ayuntamiento de Santiago lo declaró Hijo Adoptivo de Santiago y el Ayuntamiento de Moca lo reconoció como Hijo Meritorio de esa localidad.
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