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WASHINGTON — El gobierno del presidente estadounidense Donald Trump, en una intensificación de sus acciones para ejercer presión sobre la policía en la capital del país, designó el jueves al director de la DEA como “comisionado de policía de emergencia” de Washington D.C. con todas las facultades de la jefa de la policía, una medida significativa que incrementa el control nacional sobre la ciudad, parte de las decisiones del gobierno federal para intervenir las tareas policiales.
La secretaria de Justicia, Pam Bondi, señaló en una directriz emitida el jueves por la noche que el director de la administración antinarcóticos, Terry Cole, asumirá “las potestades y responsabilidades conferidas al jefe de policía del Distrito de Columbia”. El Departamento de la Policía Metropolitana “debe recibir la aprobación del comisionado Cole” antes de emitir cualquier orden, expresó Bondi. Por ahora no estaba claro cuál sería la situación de Pamela Smith, la actual jefa de policía de la ciudad, que reporta a la alcaldesa.
Bondi emitió su directriz horas después de que Smith ordenó a los agentes del Departamento de Policía Metropolitana compartir información con las agencias de inmigración sobre individuos que no están bajo custodia, como por ejemplo alguien involucrado en una parada de tránsito o un retén. El Departamento de Justicia señaló que Bondi no estaba de acuerdo con la directriz de la jefa de policía, porque permitía la aplicación continua de “políticas de santuario”.
Bondi indicó que estaba revocando esa orden, así como otras políticas del Departamento de Policía Metropolitana que limitan las consultas sobre el estatus migratorio y evitan arrestos basados únicamente en órdenes de inmigración federales. Ahora todas las nuevas directrices deben recibir la aprobación de Cole, precisó la secretaria de Justicia.
La toma del control policial es el movimiento más reciente de Trump con el fin de poner a prueba los límites de su autoridad legal para poner en práctica su agenda, apoyándose en estatutos poco conocidos y un supuesto estado de emergencia para reforzar su mensaje de mano dura contra el delito y sus planes de acelerar la deportación masiva de personas que se encuentran sin permiso en Estados Unidos.
También representa una de las reivindicaciones más amplias de autoridad federal sobre un gobierno local en tiempos modernos. Aunque Washington ha lidiado con picos de violencia y un problema evidente de personas sin hogar, la tasa de homicidios de la ciudad se ubica por debajo de la de varias otras grandes ciudades de Estados Unidos, y la capital no está sumida en un desplome en la seguridad pública que según el gobierno federal padece.
El anuncio nocturno llegó después de un día agitado en la operación federal en curso. La directriz previa de Smith unió los movimientos de Trump para reforzar las labores policiales en la ciudad y sus intentos a nivel nacional para frenar la inmigración, y Trump la había elogiado en las horas previas al anuncio de Bondi.
“Eso es algo muy positivo, he oído que acaba de suceder”, declaró Trump sobre la orden de Smith. “Es un gran paso. Es un gran paso si están haciendo eso”.
Una población ya de por sí tensa por días de preparación comenzó a ver muestras más significativas de fuerza en toda la ciudad el jueves. Elementos de la Guardia Nacional vigilaban algunos de los monumentos más famosos del mundo, y había vehículos Humvee frente a la principal estación ferroviaria, muy concurrida. Voluntarios ayudaron a personas sin hogar a irse de campamentos donde se encontraban desde hacía tiempo, aunque se desconocía a dónde se dirigían.
Policías del Departamento de Seguridad Nacional vigilaban afuera del Nationals Park antes y después de un partido el jueves entre los Nacionales de Washington y los Filis de Filadelfia. Agentes de la DEA patrullaban The Wharf, una popular área de vida nocturna, mientras que funcionarios del Servicio Secreto patrullaban el vecindario de Foggy Bottom.
La alcaldesa de Washington, Muriel Bowser — intentando mantener un delicado equilibrio entre la Casa Blanca republicana y los electores de su ciudad, en su mayoría de filiación demócrata — estaba fuera de la ciudad el jueves debido a un compromiso familiar en Martha’s Vineyard, pero regresaría el viernes, informó su oficina.
Para un Washington ya de por sí receloso, el jueves marcó un aumento notable — y altamente visible — en la presencia policial, en comparación con los dos días anteriores. La visibilidad de las fuerzas federales alrededor de la ciudad, incluso en muchas áreas de alto tráfico, fue impactante para los residentes que realizaban sus actividades diarias. Trump tiene facultades para que el gobierno federal asuma el control de la seguridad durante 30 días, y luego de ese tiempo sus acciones deben ser examinadas por el Congreso, aunque él ha dicho que volverá a evaluar la situación a medida que se acerque ese plazo.
La respuesta antes del jueves había sido gradual y, según todas las apariencias, discreta. Pero el miércoles por la noche, los agentes establecieron un retén en una de las áreas populares de vida nocturna de D.C., lo que provocó protestas. La Casa Blanca indicó que se llevaron a cabo 45 arrestos el miércoles por la noche, incluidas 29 personas detenidas por estar sin permiso en el país, por distribución o posesión de drogas, portar un arma oculta y agredir a un agente federal.
Había soldados emplazados afuera del nodo de transporte de Union Station, en un momento en que los 800 miembros de la Guardia Nacional convocados por Trump comienzan misiones que incluyen seguridad en monumentos, patrullas de seguridad comunitaria y labores de embellecimiento, señaló el Pentágono.
“Permanecerán hasta que se haya restaurado el orden público en el distrito según lo determine el presidente, actuando como los guardianes de la capital de nuestra gran nación”, manifestó el secretario de prensa del Pentágono, Kingsley Wilson. “La Guardia Nacional está especialmente cualificada para esta misión por ser una fuerza basada en la comunidad, con fuertes lazos locales y entrenamiento disciplinado”.
Wilson indicó que los soldados no estarán armados, y se negó a dar más detalles sobre en qué consistirían las patrullas de seguridad o las labores de embellecimiento, ni sobre cuántos miembros de la Guardia Nacional ya han sido enviados a las calles.
Micah Maxwell, mayor de la Guardia Nacional, indicó que sus elementos ayudarán a las fuerzas policiales en diversos papeles, incluidos puestos de control de tráfico y control de multitudes. Los miembros de la Guardia Nacional están entrenados en tácticas de apaciguamiento y equipo de control de multitudes, añadió Maxwell.
La Casa Blanca indicó el jueves que los miembros de la Guardia Nacional no están realizando arrestos, pero están “protegiendo activos federales, proporcionando un entorno seguro para que los agentes policiales realicen arrestos, y disuadiendo el delito violento con una presencia visible de las fuerzas del orden público”.
Aunque el despliegue actual se lleva a cabo en circunstancias sin precedentes, la presencia de los miembros de la Guardia Nacional en el Distrito de Columbia no es del todo inusual, debido a que en general son emplazados durante eventos públicos masivos, tales como la celebración anual por el Día de la Independencia el 4 de julio. En el pasado han sido utilizados con regularidad para controlar multitudes en las estaciones del metro y sus alrededores.
Trump negó el jueves que los agentes federales que envió a las calles de Washington para combatir el delito hayan sido desviados de asignaciones prioritarias como el combate al terrorismo. Al preguntársele si estaba preocupado por eso, el mandatario indicó que está usando una “fuerza muy pequeña” de soldados y que ahora la policía de la ciudad puede hacer su trabajo adecuadamente en medio de las estrictas medidas de seguridad que él ordenó.
Mientras tanto, aproximadamente una docena de personas sin hogar empacaron sus pertenencias con la ayuda de voluntarios de algunas agencias de la ciudad. En gran medida, los artículos no fueron desechados por la fuerza por elementos policiales, pero un camión de basura aguardaba cerca con el motor encendido.
Varios manifestantes sostenían carteles cerca de allí, algunos de ellos críticos del gobierno de Trump. Una vez que las personas sin hogar se fueron, un vehículo de construcción de una agencia de la ciudad despejó los restos del campamento.
Las personas sin hogar se retiraron voluntariamente, pero en respuesta a una clara amenaza del gobierno de Trump. Los defensores prevén que los agentes se desplieguen por todo el Distrito de Columbia en los próximos días para desmantelar por la fuerza cualquier campamento restante de personas sin techo. En Washington Circle, donde aún hay algunas tiendas de campaña, trabajadores municipales colocaron carteles anunciando una “limpieza general de este espacio público” a partir de las 10 de la mañana del lunes.
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Los periodistas de The Associated Press Jacquelyn Martin, Mike Pesoli, Darlene Superville y David Klepper contribuyeron a este despacho.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
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