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Baltimore. Una jueza federal frenó provisionalmente ayer la deportación a Uganda de un ciudadano salvadoreño que se ha convertido en un emblema de la guerra del presidente Donald Trump contra la inmigración irregular.
Kilmar Ábrego García, que en marzo había sido deportado a El Salvador y al que luego se le hizo regresar a Estados Unidos, fue arrestado nuevamente ayer en Baltimore por agentes de los Servicios de Inmigración y Aduanas (ICE, policía migratoria), indicó en X la secretaria de Seguridad Interior, Kristi Noem.
El ICE informó que Ábrego García, de 30 años, “será procesado para su deportación a Uganda”, después de su liberación el viernes de una cárcel de Tennessee.
La defensa del salvadoreño presentó de inmediato un recurso para detener la deportación y la jueza de distrito Paula Xinis resolvió suspender temporalmente la expulsión de Ábrego García, mientras celebra nuevas audiencias.
Simon Sandoval-Moshenberg, uno de los abogados del ciudadano salvadoreño, dijo a una multitud de simpatizantes afuera de la oficina del ICE a la que acudió su defendido, que su cliente fue detenido al presentarse a la cita.
“¡Vergüenza, vergüenza!”, corearon los manifestantes, algunos de los cuales sostenían pancartas que decían “Liberen a Kilmar”.
“El aviso (entregado a Ábrego García) indicaba que el motivo (de la cita) era una entrevista”, dijo Sandoval-Moshenberg.
“Claramente eso era falso. No había necesidad de que lo detuviera el ICE”, sostuvo el abogado.
“Ya estaba bajo monitoreo electrónico del Servicio de Alguaciles de Estados Unidos y prácticamente bajo arresto domiciliario”, dijo. “La única razón por la que han decidido detenerlo es para castigarlo”, enfatizó.
Antes de entrar a los servicios de inmigración en Baltimore, el salvadoreño expresó: “Pase lo que pase hoy (…) prométanme que seguirán rezando, peleando, resistiendo y amando. No solo por mí sino por todo el mundo. Sigan pidiendo libertad”.
Giro dramático
El sábado, los abogados de Ábrego García adelantaron que el gobierno estadounidense planeaba deportarlo a Uganda, que firmó un acuerdo con Washington para recibir inmigrantes indocumentados que el país norteamericano considera indeseables.
El intento de deportar a García a la distante Uganda, en África Oriental, añade un giro dramático a este caso que se ha vuelto emblemático del combate de Trump contra la inmigración ilegal y, según sus críticos, de sus violaciones a las leyes.
El viernes García Ábrego, casado con una estadounidense, fue liberado por orden judicial y se le permitió regresar a su hogar en Maryland a la espera de juicio por cargos de tráfico de personas.
El hombre de origen salvadoreño había sido deportado por un “error administrativo”, según el gobierno, a una prisión de alta seguridad en su país natal y luego regresó a territorio estadounidense, solo para ser detenido por segunda vez.
Ábrego García estaba en EU bajo estatus legal protegido desde 2019, cuando un juez dictaminó que no debía ser deportado porque podría sufrir daños en El Salvador.
La Casa Blanca lo describió la semana pasada como “un criminal, extranjero ilegal, golpeador de mujeres” y miembro de la pandilla MS-13.
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