Salud

Lactancia materna: el tesoro líquido que protege, alimenta y une

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Santo Domingo.- La leche materna es un obsequio de la naturaleza que ninguna fórmula ha podido igualar.

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Santo Domingo.- La leche materna es un obsequio de la naturaleza que ninguna fórmula ha podido igualar. Es un alimento hecho a la medida, que cambia para cuidar y nutrir a cada bebé de manera única.

El doctor Pedro Rijo, pediatra-gastroenterólogo e intervencionista nutricional especializado en Trastornos del Espectro Autista (TEA), explicó a El Día que la leche materna no es un simple líquido. Está compuesta por una combinación sofisticada de nutrientes: oligosacáridos, lípidos, prebióticos y probióticos.

El especialista resaltó que los beneficios de la lactancia materna son de doble vía tanto para el bebé como para la madre.

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“Incluso hay vacunas que no se colocan antes de los seis meses porque la madre lactante transfiere inmunidad natural al bebé a través de la leche”, explica el especialista.

Estudios han demostrado que los bebés amamantados de forma exclusiva se enferman menos de procesos gripales, respiratorios y gastrointestinales. También presentan menor incidencia de alergias alimentarias, asma e infecciones parasitarias.

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“No solo hablamos de un alimento que nutre, hablamos de un alimento que protege”, puntualizó Rijo, quien califica a la leche materna como “oro líquido” por su valor incalculable.

Aunque la atención muchas veces se centra en el bebé, la madre también se beneficia al amamantar.

La lactancia ayuda a prevenir cánceres de mama y de ovario, contribuye a una recuperación uterina más rápida tras el parto y actúa como un analgésico natural gracias a la liberación de oxitocina y endorfinas.

También favorece la pérdida de peso posparto y, como señala con humor el doctor, beneficia también las finanzas del hogar: “No hay que gastar en fórmulas”.

Pero, sobre todo, la lactancia crea un vínculo emocional único entre madre e hijo.

“Ese contacto piel con piel, esa conexión, es insustituible”, asegura Rijo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Sociedad Dominicana de Pediatría recomiendan lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida.

A partir del sexto mes, debe iniciarse la alimentación complementaria que no sustituye a la leche materna y continuar la lactancia hasta los dos años o más, según lo decidan la madre y el niño.

En la práctica, muchas madres recurren a la llamada lactancia mixta (leche materna y fórmula), especialmente cuando regresan al trabajo.

Aunque es una alternativa válida, Rijo enfatiza la importancia de mantener la exclusividad durante los primeros seis meses.

“Si no se puede mantener la exclusividad, lo ideal es consultar con el pediatra para elegir una fórmula adecuada y seguir estimulando la lactancia materna tanto como sea posible”.

En los últimos años, la creación de bancos de leche humana ha ganado terreno como solución para madres que no pueden amamantar por motivos médicos.

En la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia, por ejemplo, funciona uno de estos bancos, donde la leche es recolectada, procesada y administrada de forma segura a otros bebés.

Del mismo modo, las llamadas salas de lactancia en espacios laborales se han convertido en un derecho fundamental para las madres trabajadoras.

“La ley establece que deben otorgarse de 15 a 30 minutos durante la jornada para extraerse leche, o incluso que puedan recibir a su bebé para amamantarlo”, detalla Rijo.

En casa, también se promueve la creación de bancos de leche personales, donde la leche extraída puede conservarse congelada hasta por seis meses.

“Si se descongela, debe consumirse en las próximas 24 horas”, recuerda el especialista.

Uno de los mitos más persistentes en la sociedad dominicana es que “el bebé no se llena solo con leche materna”.

El pediatra Pedro Rijo desmiente categóricamente esta creencia.

“La leche materna se adapta a las necesidades del bebé. Cambia su composición de una toma a otra y de un bebé a otro. Es un alimento vivo”.

Durante la toma, la primera leche que fluye es más aguada, rica en vitaminas e inmunoglobulinas; luego viene una leche más blanca con lactosa y, al final, una leche más densa y amarillenta que contiene las grasas. Por eso es esencial permitir que el bebé vacíe completamente un seno antes de cambiar al otro.

“Antes se decía que debía amamantarse 10 minutos por seno. Ahora sabemos que lo correcto es permitir que el bebé succione de un solo seno hasta que lo vacíe por completo”, indica.

Pese a todos sus beneficios, la lactancia no siempre es fácil. Algunas madres enfrentan dificultades físicas, emocionales o sociales que les impiden amamantar como quisieran.

Rijo destaca que lo más importante es no juzgar.

“Hay madres que hacen todo el esfuerzo y no lo logran, y eso también hay que validarlo. La salud mental de la madre es prioritaria”. En esos casos, lo fundamental es buscar apoyo profesional, grupos de lactancia, consultores y redes de contención.

La lactancia materna es una decisión personal, pero también una responsabilidad social.

Fomentarla implica garantizar que existan condiciones dignas para que las madres puedan ejercer su derecho a amamantar: tiempo, espacios, información y apoyo.

“La leche materna es el mejor regalo que una madre puede darle a su hijo. Es alimento, medicina, protección y amor en una sola sustancia”, resalta el doctor Rijo.

Y ese regalo, ese oro líquido, puede transformar vidas desde el primer día.

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