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Pese a que la comunidad salvadoreña en España apenas alcanza las 25.000 personas -muy por debajo, por ejemplo, de la colombiana, con más de 300.000-, su cocina ha ganado adeptos gracias al matrimonio de emprendedores formado por Mauricio Contreras Trejo e Isabel Jovel de Contreras, oriundos de Usulután, en el sur del país centroamericano.
La historia de emprendimiento de Isabel y Mauricio nace de la necesidad y la dificultad.
Ambos llevan más de 20 años en España, y cuentan a EFE que su primer restaurante, ubicado en el barrio de Villaverde (sur de Madrid) abrió tras quedarse ambos sin empleo debido a la crisis económica que sacudió el país en 2008.
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Después de perder sus trabajos decidieron lanzarse- “buscábamos comida nuestra y no había, entonces mi marido pensó, podemos empezar a venderla. Y lo hicimos en nuestro piso”, en un edificio en el que todos eran inmigrantes, relata Isabel.
Cuando empezaron, “apenas había unos 2.500 o 3.000 salvadoreños” en la capital, recuerda.
Mauricio empezó a publicitarse en redes sociales y a través de la embajada salvadoreña y la clientela creció tanto que la pareja abrió su primer “Rio Grande” -llamado así porque es el nombre de uno los ríos más importantes de El Salvador y porque algo “grande” les estaba pasando- hace 13 años.
Un par de años después y gracias a su éxito, abrieron otro en Atocha (centro de Madrid).
La pupusa se trata de una tortita de maíz en cuya masa se mezclan ingredientes que pueden ser muy variados- desde verduras y frijoles hasta todo tipo de carnes, como el chicharrón o el pollo, que vienen acompañados de su encurtido, hecho de col, cebolla y vinagre, y con salsa de tomate, que puede ser picante o no.
Aunque la estrella de la carta del “Río Grande” son las pupusas, en el restaurante también se puede degustar gastronomía de sus vecinos Honduras y México, como las baleadas (plato típico hondureño) y los nachos o las enchiladas, además de tener recetas propias, como las costillas a la pasión o la bandeja “guanaca”.
De vuelta a El Salvador “Vivíamos en un país que siempre ha tenido conflicto” comenta Isabel. Aunque asegura que la situación ha cambiado, en el momento en que emigraron, ambos querían buscar una “nueva vida” y “tener un futuro”.
Sin embargo, ahora no descartan regresar porque consideran que el país centroamericano ha dado un giro y es más seguro e incluso están en proceso de abrir un restaurante en la capital.
El Salvador pasó de ser el país con la mayor tasa de homicidios del mundo sin estar en un conflicto bélico en 2015 -104 homicidios por cada 100.000 habitantes-, a tener la tasa más baja de América en 2023, con 2,4 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Así, si todo sigue como hasta ahora, el matrimonio vivirá entre San Salvador y Madrid, con la meta, dicen, de mantener lo que han logrado construir con tanto esfuerzo.
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