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Nueva York.- Los congresistas demócratas de Texas han tomado una decisión contundente: abandonar el estado para obstaculizar una votación republicana que pretende rediseñar el mapa electoral. Esta acción busca frenar un plan que, según los demócratas, favorecería al Partido Republicano en las próximas elecciones de medio mandato.
“Nos vamos de Texas para luchar por los texanos. Nos apartamos de un sistema manipulado que se niega a escuchar a las personas a quienes representamos”, declaró Gene Wu, representante estatal por Houston y presidente del caucus demócrata en la Cámara Baja.
El primer borrador de la propuesta republicana, presentado la semana pasada, crea cinco nuevos distritos electorales. Un análisis de medios locales indica que estos nuevos distritos darían una clara ventaja a los republicanos, lo que podría consolidar su poder legislativo.
La medida, impulsada por el presidente Donald Trump, busca fortalecer la posición de su partido de cara a las elecciones legislativas de 2026, donde se renovará la totalidad de la Cámara Baja y un tercio del Senado. Según el portavoz del caucus demócrata, Joshua Rush Nisenson, 51 de los 62 legisladores demócratas han decidido salir del estado.
Para que el Congreso de Texas pueda sesionar, se requiere la presencia de al menos dos tercios de sus 150 miembros. Al abandonar el estado, los demócratas impiden alcanzar el quórum necesario para que se lleve a cabo la votación.
De acuerdo con The New York Times, la mayoría de los legisladores viajarán a Chicago, mientras que un grupo más pequeño se dirigirá a Nueva York para reunirse con la gobernadora Kathy Hochul.
No es la primera vez que los demócratas recurren a esta estrategia. En 2021, utilizaron la misma táctica para bloquear una ley que buscaba imponer nuevas restricciones al voto. Como respuesta, se impuso una multa de hasta 500 dólares diarios a los miembros que se ausentaran de la Cámara.
A nivel nacional, los republicanos buscan mantener y ampliar su mayoría en la Cámara de Representantes (220-212) para continuar impulsando la agenda de Trump. Con este nuevo plan de redistribución electoral, los republicanos podrían controlar 30 de los 38 escaños que le corresponden a Texas en la Cámara Baja, frente a los 25 que ostentan actualmente.
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