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Por 136 años, el decano de la prensa ha sido mucho más que un medio informativo; ha acompañado a los dominicanos en los procesos sociales, políticos y culturales que han marcado la historia del país. Su presencia no se limita a las noticias cotidianas, sino que también ha influido en la forma en que República Dominicana ha contado y vivido su propia historia.
El Listín nació como una hoja informativa de carácter marítimo-comercial, pero pronto se transformó en una publicación diaria que abordaba los temas fundamentales de la vida nacional. Su crecimiento fue constante, hasta que en 1935 fue clausurado por el régimen de Rafael Leónidas Trujillo, debido a su línea crítica e independiente.
Durante 16 años estuvo fuera de circulación. Fue reabierto en 1951, ya bajo estricta supervisión, y no fue hasta después del régimen que recupera su independencia.
Durante la dictadura, el Listín debió ajustarse a restricciones, sin embargo, su reapertura fue clave para mantener viva una memoria editorial que luego se reactivaría con fuerza tras la muerte de Trujillo, en 1961. Recuperar su espacio significó para la prensa y la sociedad dominicana la posibilidad de reconstruir un periodismo independiente, libre para cubrir y analizar las complejas dinámicas sociales y políticas que emergían tras la dictadura.
En los años posteriores, el periódico informó sobre el ajusticiamiento del dictador, los gobiernos provisionales, la llegada de Juan Bosch al poder y la Revolución de Abril de 1965, así como la segunda intervención militar estadounidense.
Los años 80 y 90 fueron testigos de grandes transformaciones sociales, políticas y económicas. El diario cubrió de forma destacada cada una de ellas, no solo con textos, sino además con fotografías impactantes. También dio seguimiento riguroso a los gobiernos de Joaquín Balaguer y a las protestas sociales de la juventud universitaria.
Uno de los casos que más sacudió a la sociedad dominicana en esa época fue el asesinato de José Rafael Llenas Aybar en 1996. La cobertura de El Listín Diario fue detallada, humana y sostenida, ofreciendo al país un seguimiento puntual que acompañó las demandas de justicia de toda una nación, y además marcó un antes y un después en la cobertura de casos criminales.
A casi tres décadas del crimen, el periódico ha mantenido viva la memoria de uno de los episodios más conmovedores de la historia reciente.
Durante ese tiempo también se vivieron otros hechos de gran impacto, como el paso del huracán Georges, que causó cientos de muertes y miles de daños materiales, siendo El Listín la voz de la población durante esta catástrofe.
Al mismo tiempo, a finales de la década, el medio dio los primeros pasos para adaptarse a la era digital. La creación de su plataforma web y la experimentación con nuevos formatos reflejaron una apuesta por mantenerse relevante y cercano a las nuevas generaciones de lectores.
La crisis bancaria derivada de la caída del Banco Intercontinental (Baninter) sacudió la economía y la confianza ciudadana. El Listín Diario cubrió de manera exhaustiva este escándalo, explicando su entramado, consecuencias y la respuesta gubernamental, ayudando a la sociedad a comprender la magnitud del problema.
Las elecciones presidenciales de 2004, la lucha contra el narcotráfico y los escándalos de corrupción en distintas esferas del poder, fueron reportados con responsabilidad, en sus páginas impresas y en su naciente plataforma digital.
Con la llegada de la nueva década, el periódico fortaleció su presencia digital sin abandonar su esencia. En 2010, el terremoto que devastó a Haití movilizó la solidaridad nacional, y El Listín no solo cubrió el desastre con cercanía, sino que impulsó campañas humanitarias desde sus páginas.
El auge de las redes sociales y la multiplicación de noticias falsas representaron nuevos desafíos para el periodismo, sin embargo, El Listín priorizó la verificación de datos y el fortalecimiento de su credibilidad.
Uno de los casos más sensibles de la década fue la desaparición y posterior hallazgo sin vida de la niña Carla Massiel. El periódico realizó un estricto seguimiento a la investigación, abordando con prudencia los rumores que circularon en redes y apostando siempre por fuentes oficiales y contrastadas.
Su cobertura ayudó a mantener el enfoque en la búsqueda de justicia, visibilizando las demandas sociales por mayor transparencia en el caso.
Otro acontecimiento que estremeció a todo el país fue el feminicidio de la adolescente Emely Peguero, en 2017. La cobertura del ‘Decano de la prensa’ fue crucial para mantener el caso en la agenda pública y exigir respuestas ante la indignación colectiva.
Con un enfoque ético y sensible, el periódico documentó cada etapa del proceso judicial, acompañando el dolor de una familia y reflejando el reclamo de una sociedad que exigía justicia.
Durante la pandemia de COVID-19, El Listín Diario se reafirmó aún más como una fuente confiable frente a la desinformación. Desde el primer caso registrado en marzo de 2020, los reportes diarios de casos, el toque de queda y los procesos de vacunación y recuperación, el periódico documentó con disciplina sanitaria y compromiso uno de los mayores desafíos contemporáneos.
En 2023, la explosión en San Cristóbal dejó más de 30 muertos. El medio impreso no solo narró los hechos, sino que visibilizó las historias de las víctimas y las demandas de justicia.
Un hecho más reciente pone de manifiesto, una vez más, el sentido humano y social que circula por la redacción del decano de la prensa; el 7 de abril del año en curso colapsó el techo del centro nocturno Jet Set, provocando la muerte de cientos de personas y dejando una huella emocional profunda en la sociedad dominicana.
Desde el primer momento, El Listín Diario emprendió una cobertura sin igual, con portadas especiales dedicadas a las víctimas y una sección especial en su versión digital para documentar el caso. A través de crónicas, perfiles humanos e investigaciones, el periódico ha mantenido una publicación casi diaria de historias que dan rostro y contexto al duelo de las familias. Este nivel de seguimiento, nunca antes visto en una tragedia de este tipo en el país, ha marcado un precedente en el periodismo nacional.
Además de los grandes temas políticos y sociales, El Listín Diario ha sido, durante décadas, un referente en la cobertura del deporte y el entretenimiento.
En béisbol, ha dado seguimiento constante al desempeño de los peloteros dominicanos en las Grandes Ligas, las Series del Caribe y el torneo invernal local. Íconos como Pedro Martínez, David Ortiz y Albert Pujols han sido figuras recurrentes en sus portadas deportivas.
También ha documentado los Juegos Olímpicos y el ascenso de nuevas disciplinas. En este ámbito, ha seguido de cerca los hitos históricos logrados por atletas nacionales que son referentes de una nueva generación de deportistas que ha elevado el orgullo dominicano a nivel mundial.
En cuanto a entretenimiento, El Listín ha narrado los cambios culturales del país. Su crítica de cine, entrevistas a artistas nacionales e internacionales y su sección “La Vida” han sido espacios donde se retrata la sociedad dominicana más allá de la política, la economía y los males sociales.
“El Listín Diario ha sido una fuente de información y opinión para generaciones de dominicanos, influyendo en la formación de la opinión pública y la conciencia nacional. Entiendo que ha estado presente en cada momento histórico de la República Dominicana desde su fundación, en temas sociales, políticos y económicos. Una serie que me gustó mucho fue: “Una metrópolis enferma”, Henry Ramírez, ingeniero.
“El Listín Diario ha sido una pieza clave, sobre todo para marcar la pauta informativa de cada semana en el país”. Javier Herrera, periodista.
“Definitivamente creo que El Listín Diario ha tenido un papel preponderante en contar sobre los grandes acontecimientos que han ocurrido en nuestro país, influyendo al momento de hacer llamados sobre temas específicos, como la concertación de acuerdos políticos. En particular, me impactó la cobertura del asesinato de la adolescente Emely Peguero en Cenoví, provincia Duarte”. Edgar Raffa, periodista.
“Listín ha definido por siglos la forma en la que vemos y valoramos nuestra cultura, nuestra historia. Ha sido un periódico que ha sabido evolucionar con los tiempos y resistir los intentos -en diferentes épocas- de ser silenciado. Es símbolo de nuestra bandera, un faro que ha iluminado nuestros caminos y que ha sido testigo y narrador de momentos amargos y felices. De la época contemporánea las coberturas del Covid y la reciente tragedia del Jet Set me han dejado impactada, ha sido mucho, ha sido un dolor colectivo con el que cada dominicano, en cualquier parte del mundo, se pudo identificar”. Nadelyn Franco, especialista en Comunicación Estratégica.
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