Tecnologia

Los desafíos de la IA en la República Dominicana

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Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Llevamos casi tres años debatiendo sin descanso sobre la inteligencia artificial, y aunque esta tecnología suele verse en un marco más amplio, situándonos en Estados Unidos, Asia o Europa, la realidad es que también impacta a nivel local, y es imprescindible analizarla.

Aunque no se posea un entendimiento profundo del tema, es un hecho que la inteligencia artificial se emplea en el entorno dominicano a cada nivel posible, desde el ámbito empresarial hasta el gubernamental, sin olvidar los usos a nivel personal a través de smartphones con esa funcionalidad y herramientas comunes como ChatGPT y Gemini de Google.

Incluso existe una Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial que fue presentada de forma un tanto pomposa por la Oficina Gubernamental de Tecnologías de la Información y la Comunicación (OGTIC) en octubre de 2023, sin que se haya vuelto a hablar mucho de ella desde entonces.

A nivel local, se podría decir que el conocimiento general sobre qué es la inteligencia artificial, su funcionamiento e implicaciones, no pasa de ser algo muy básico, especialmente en ciertos grupos demográficos y socioeconómicos que, tal vez, no tienen el acceso adecuado a esas herramientas o a información relevante sobre su uso.

La ignorancia sobre la IA no se limita a esos grupos mencionados, sino que se observa, curiosamente, a nivel oficial y profesional, y es notorio cuando se informa del aparente uso de herramientas como ChatGPT para elaborar leyes y legislaciones, sin que esos textos sean sometidos a las revisiones o correcciones pertinentes.

La idea de leyes generadas por la IA no solo suscita preocupación, sino que da a entender que la posibilidad de un mundo dominado por la IA, sin intervención humana, es muy real. En este punto, es válido cuestionarse en qué invierten su tiempo los legisladores y cuál es la pertinencia de realizar elecciones, pero eso es tema para otro momento.

Quizás es el hecho de que haya leyes nuevas supuestamente creadas con IA lo que ha llevado a Luis Henry Molina, presidente de la Suprema Corte de Justicia, a expresar cierta preocupación si esta tecnología no se regula a tiempo, llegando a mencionar la posibilidad de que la legitimidad de la justicia se vea comprometida por esta causa.

Este riesgo de que la justicia pierda legitimidad no necesariamente está ligado al uso de la IA para crear leyes, sino a la posibilidad de que su empleo, con el tiempo, limite el papel del juez al emitir decisiones por su cuenta.

En pocas palabras, Molina advierte lo que ya se sabe: que la IA podría terminar reemplazando a los actores del sistema judicial, con consecuencias difíciles de predecir.

Como el tema de la IA es tan extenso y complejo, Molina también expresa preocupación ante la posibilidad de que no se garantice accesibilidad en igualdad de condiciones a las herramientas de este tipo, lo que pondría a unos pocos en ventaja y a muchos otros en desventaja en términos de la justicia.

Podríamos discrepar de estas posturas de Molina, pero es un hecho que la IA plantea muchos desafíos que aquí, en República Dominicana, no estamos necesariamente tomando en serio, y esa miopía podría salirnos cara en un futuro no muy distante.

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