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Los nombres geográficos, a veces dudosos, de ciertos platos

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Sin embargo, el origen de esta comida, en su carácter de torta de harina amasada, cubierta de ingredientes y cocinada al fuego, podría remontarse a la Antigua Grecia, Egipto o Persia.

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No es extraño que muchos de los platillos emblemáticos que los turistas y viajeros solicitan en mercados, restaurantes, bares y puestos callejeros de las ciudades y países que visitan, pensando que saborearán la mejor versión de esa gastronomía local, tengan orígenes distintos a lo que se cree comúnmente.

Para muchas personas, la gastronomía es una parte esencial de los viajes, ya que les permite adentrarse en la cultura, la historia, las tradiciones y la gente del lugar que visitan, a través de los platos típicos locales, que pueden adquirirse y degustarse allí, según explican los operadores turísticos.

De hecho, el turismo gastronómico ha crecido en las últimas décadas, convirtiéndose en un factor clave para el desarrollo económico de muchas ciudades y países, y a ocho de cada diez turistas les parece imprescindible probar los platos típicos de la zona a la que viajan, de acuerdo con los datos de la plataforma de búsqueda de vuelos y hoteles en línea Jetcost.

La versión más extendida indica que la hoy llamada ‘tortilla francesa’ nació durante la Guerra de la Independencia española (conflicto bélico que ocurrió entre 1808 y 1814 y enfrentó a España, Reino Unido y Portugal con el imperio francés napoleónico), durante el asedio de las tropas francesas a las resistentes ciudades de Cádiz y San Fernando, que duró dos años y medio.

Ante la falta de suministros y alimentos, entre ellos papas, cebolla y otras hortalizas, se simplificó la receta tradicional de la tortilla, preparándola únicamente con huevos y llamándola “tortilla a la francesa”.

En Cuba, el arroz blanco es un componente esencial de la alimentación y se consume en abundancia para acompañar carne o frijoles negros o colorados, pero no es usual consumirlo con huevos fritos, salsa de tomate y plátano, un plato que en España se conoce como ‘arroz a la cubana’ y que combina acertadamente los sabores dulces y salados, de acuerdo con los especialistas.

Es posible que en el pasado, el arroz se consumiera en el país caribeño con huevo o incluso con plátano, y que cuando los emigrantes españoles en Cuba regresaron a España y especialmente a las Islas Canarias, después de la Guerra de Independencia, popularizaran la receta.

El origen de la ensaladilla rusa se atribuye al chef de ascendencia franco-belga Lucien Olivier, que viajó a Rusia en el siglo XIX y trabajó en las cocinas del restaurante de lujo Hermitage de Moscú, donde creó en 1860 la receta de ensalada ‘Salad Olivier’, que incluía carne de perdiz, carne de cangrejo, caviar y otros ingredientes lujosos, y salsa mayonesa para unificar todo.

La receta de la carne picada aplastada y redonda probablemente llegó a Alemania gracias a los tártaros de origen ruso que preparaban el ‘steak tartar’ (carne cruda picada condimentada con especias) y fueron los emigrantes alemanes que embarcaron en el puerto de Hamburgo en el siglo XIX, quienes llevaron la ‘hamburguesa’ a Estados Unidos, desde donde se extendió al resto del mundo.

El cruasán o croissant (bollo de hojaldre con forma de media luna) podría haber sido creado en el siglo XVII por los panaderos de Viena (Austria), para celebrar la victoria sobre las tropas del Imperio Otomano, que intentaron ingresar a la ciudad a través de una excavación, pero fueron descubiertos por los propios panaderos, tras lo cual el ataque invasor fue repelido.

En el siglo XVIII, la reina María Antonieta, de origen austríaco, introdujo el panecillo con forma de luna creciente (similar a la que lucía la bandera otomana) en la corte francesa, y con el tiempo, los panaderos franceses adaptaron la receta, utilizando masa de hojaldre en lugar de masa de levadura.

Parece evidente que la ‘pizza’, tal y como se la conoce en la actualidad en sus versiones más tradicionales, como la ‘marinara’, con tomate, ajo, orégano y aceite, así como la ‘margarita’, cubierta de salsa de tomate, albahaca y queso mozzarella, procede de la ciudad italiana de Nápoles, razón por la cual se conoce como ‘pizza’ napolitana, según Jetcost.

Sin embargo, el origen de esta comida, en su carácter de torta de harina amasada, cubierta de ingredientes y cocinada al fuego, podría remontarse a la Antigua Grecia, Egipto o Persia.

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