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La estatua de Tom Brady pesa seis toneladas y se alza a 17 pies del suelo, desde la base de seis lados –uno por cada triunfo de los Patriots de Nueva Inglaterra en el Super Bowl– hasta la cúspide del puño de bronce alzado en señal de júbilo.
Para un jugador considerado lento e inamovible al salir de la universidad, hasta el punto de ser la selección número 199 del draft, parece justo.
“Cuando fui reclutado, solo esperaba entrar al equipo. Jamás imaginé estar aquí dos décadas y media después, hecho de bronce y congelado en el tiempo”, declaró Brady el viernes por la noche en la ceremonia de presentación de la estatua, previa al primer partido de exhibición de los Patriots contra los Commanders de Washington. “Pero, la verdad, lo encuentro bastante apropiado considerando mi tiempo en el campo”.
Brady, tres veces Jugador Más Valioso de la NFL, cinco veces MVP del Super Bowl y siete veces campeón de la NFL (ganó uno después de pasarse a los Tampa Bay Buccaneers), se retiró en 2023 como el jugador más laureado de la liga en la historia, con récords en docenas de categorías, incluyendo la mayor cantidad de victorias, yardas por pase y touchdowns por pase, tanto en temporada regular como en playoffs.
Los Patriots lo incluyeron en el Salón de la Fama el año pasado, obviando el usual período de espera de cuatro años, y retiraron su número 12. En la ceremonia, el propietario Robert Kraft anunció que Brady sería el primer jugador en la historia de la franquicia en tener una estatua de bronce fuera del estadio.
La obra del escultor Jeff Buccacio, seguidor de toda la vida de los Patriots, revelada el viernes en la plaza frente a la Tienda Profesional y al Salón de la Fama del equipo, muestra una base hexagonal de granito y un Brady de 3,6 metros, en honor al número de su camiseta y cumpliendo el deseo de Kraft de que fuera más grande que la vida real. Mide 4,2 metros en total, representando los 17 títulos de la AFC Este que ganaron los Patriots en las 19 temporadas de Brady.
En sus palabras, Brady simuló ser interrumpido por una llamada del ex entrenador Bill Belichick dando su opinión sobre la estatua.
“Dijo que aún hay margen de mejora”, comentó Brady. “Conozco esa sensación”.
Los aficionados atestaron la plaza, se alinearon en una escalera cercana y se asomaron a las barandillas dentro del estadio para presenciar la ceremonia, interrumpiendo a Brady con cánticos de su nombre.
Entre los asistentes a la ceremonia se encontraban los padres e hijos de Brady, el actual entrenador Mike Vrabel y sus excompañeros Devin y Jason McCourty, David Andrews, Wes Welker y Brian Hoyer. Varios miembros de la comitiva de los Commanders también estuvieron presentes, incluyendo al gerente general Adam Peters y al exjugador de los Patriots y actual ala defensiva de Washington, Deatrich Wise.
“Siempre fue importante para mí estar ahí”, dijo Vrabel tras la victoria 48-18 sobre los Commanders. “Tener a alguien como él en esta organización es algo único y muy especial. Me alegra haber podido formar parte de ello, aunque fuera un poco”.
Además de los comentarios autocríticos y la crítica a Belichick, Brady comentó que no creía que una estatua fuera apropiada hasta ser “realmente mayor”, como Vrabel.
Pero lo mejor lo guardó para sus rivales, los New York Jets.
“Esta estatua no es solo para los aficionados de los Pats. También les dará a todos los seguidores de los Jets un lugar donde lanzar sus cervezas al salir del estadio cada año”, dijo Brady. “Probablemente en el segundo cuarto”.
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