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Magnus Carlsen se “lanza” a los videojuegos… y también tiene éxito

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Magnus Carlsen, el noruego, vence una partida a ChatGPT sin perder ninguna pieza.

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Ajedrez. Magnus Carlsen, el noruego, vence una partida a ChatGPT sin perder ninguna pieza.

Magnus Carlsen lo ha hecho otra vez. El prodigio noruego del ajedrez ha demostrado que no importa el formato, la velocidad o el entorno; cuando se sienta ante un tablero, real o digital, sigue siendo invencible. En esta ocasión, el número uno del mundo se ha coronado campeón en un terreno que hasta hace poco parecía extraño para los grandes maestros: la Copa del Mundo de eSports celebrada en Riad (Arabia Saudita). No solo participó, sino que se alzó con el título y un premio de 250.000 dólares en una exhibición que casi humilló, especialmente en la final contra Alireza Firouzja, el otro joven genio del tablero.

En el lujoso y futurista escenario de la capital saudí, el ajedrez digital se codeó sin complejos con gigantes del entretenimiento en línea como League of Legends, Call of Duty o Dota 2. El noble juego de las 64 casillas fue presentado al mundo como un espectáculo electrónico masivo, con grandes focos, pantallas gigantes, sonido atronador y miles de espectadores animando partidas jugadas con ratón y teclado.

El torneo de Riad dejó momentos de brillantez pura, como la paliza que Carlsen le propinó a Firouzja en la final. Implacable, seguro, casi burlón en algunos momentos, el campeón mundial pareció jugar con una marcha más que sus oponentes. En una de las partidas, incluso acordó unas tablas cuando tenía clara ventaja.

Más allá del espectáculo, sin embargo, hubo controversia. En el tablero digital, los errores técnicos son más crueles que los humanos. Jan-Krzysztof Duda, por ejemplo, perdió una partida crucial por un simple resbalón con el ratón. Algo que los puristas no toleran, ya que, en el ajedrez clásico, la precisión se mide con la mente y la mano, no con ratones de ordenador.

El torneo en Arabia Saudita, con su espectacular bolsa de premios y su envoltorio visual, se enmarca en una tendencia creciente, como es la ‘gamificación’ del ajedrez. Pero esta no es la primera vez. El circuito de Freestyle Chess, con formatos híbridos y sede en lugares tan llamativos como Las Vegas, ya había planteado esta transformación. Pero el evento de Riad ha ido un paso más allá. Ha convertido el ajedrez en un eSport a todos los efectos, integrándolo en el ecosistema de los videojuegos profesionales.

La apuesta saudí, eso sí, no es inocente. Como en otros deportes, los petrodólares han servido para atraer a las estrellas más brillantes del firmamento ajedrecístico, en medio de críticas constantes sobre el ‘sportswashing’ o lavado de imagen política a través del deporte. Pero la discusión de fondo, esta vez, va más allá de la geopolítica. ¿Puede el ajedrez conservar su esencia mientras se convierte en espectáculo de masas?

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