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Ayer, la agencia de calificación de riesgo Moody’s Ratings informó que subió la calificación soberana de República Dominicana de Ba3 a Ba2, tanto para la deuda en moneda local como en moneda extranjera.
Una comunicación indica que la entidad también modificó la perspectiva de positiva a estable, mencionando el robusto desempeño económico del país, su diversificación productiva y los progresos institucionales.
De acuerdo con el documento, la decisión se publicó en Nueva York el primero de este mes, después de una reunión del Comité de Calificación, donde se valoraron positivamente los fundamentos económicos dominicanos, los cuales asegura que no han experimentado cambios materiales negativos, sino más bien una mejora significativa en la gobernanza.
Según Moody’s, la calificación de Ba2 se basa en el fuerte y constante crecimiento del producto interno bruto, con un promedio cercano al 5 % anual en los últimos 15 años y un notable incremento del ingreso per cápita, impulsado por la estabilidad macroeconómica y la expansión de sectores clave como el turismo, que ha atraído elevados niveles de inversión.
La agencia, además, resaltó el fortalecimiento institucional desde 2020, con reformas constitucionales, administrativas y fiscales y un marco legal más claro para el control del gasto público y el déficit.
Moody’s también destacó la cohesión política y social, que asegura es superior a la de otros países con la misma calificación en la región.
A pesar de la mejora, Moody’s señala que la calificación mantiene un límite en el corto y mediano plazo, debido a limitaciones fiscales estructurales, como una baja presión tributaria (16 % del PIB) y una alta exposición a deuda en moneda extranjera.
Agregó que en 2024, el servicio de la deuda consumió el 21 % de los ingresos públicos y que el 66 % del endeudamiento estaba denominado en divisas.
Moody’s prevé que el déficit fiscal se sitúe en 3.2 % del PIB en 2025 y alrededor del 3 % en los años siguientes, lo que permitiría estabilizar la deuda pública en torno al 48 % del PIB.
Sin embargo, advierte que, sin una reforma tributaria integral, las restricciones fiscales seguirán limitando la capacidad de pago del país, aunque considera que la calificación podría mejorar con un aumento de los ingresos fiscales.
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