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Con el objetivo de guiar de forma clara, ética y sensible el actuar de las comunidades educativas frente a situaciones que pongan en riesgo la salud y seguridad de los estudiantes, el Consejo Nacional de Drogas y el Ministerio de Educación presentaron el “Protocolo escolar ante situaciones de sospecha de consumo o tenencia de sustancias psicoactivas”.
Esta herramienta busca establecer un marco de acción institucional para el abordaje de situaciones ante la sospecha o consumo de sustancias psicoactivas en el ámbito escolar, que permita dar respuesta oportuna, ética y coordinada por parte del personal educativo.
Esto, asegurando la protección de los derechos del estudiante, la participación de las familias y la coordinación con los servicios de apoyo correspondientes.
El manual ofrece una guía a los docentes, directores, orientadores, psicólogos y técnicos educativos sobre cómo actuar ante posibles situaciones de consumo o posesión de sustancias por parte de los estudiantes.
De igual manera, busca garantizar el respeto a la dignidad humana, la confidencialidad y la coordinación con las familias y los servicios de apoyo necesarios.
“Este protocolo se aplicará en todos los centros educativos públicos y privados del país como parte de una estrategia nacional de prevención.
Su contenido se socializará de manera gradual a través de las estructuras regionales y distritales, con el fin de asegurar su correcta implementación”, explicó el Consejo Nacional de Drogas.
La guía establece una serie de pasos e informaciones que el personal educativo debe seguir, entre ellos aborda las leyes que prohíben el uso de sustancias psicoactivas en la comunidad educativa, las prohibiciones de consumo y posesión de este tipo de sustancias, los derechos del estudiante, la activación del protocolo, entre otros.
En cuanto a la activación del protocolo, muestra al personal educativo cuándo es necesario ponerlo en marcha, lo que puede ser en caso de que se observen signos físicos, emocionales o conductuales en el estudiante; cuando el estudiante sea encontrado con objetos sospechosos o cuando exista un testimonio o situación que genere preocupación fundada.
Este protocolo puede ser activado por docentes, estudiantes, policía escolar, conserjes, psicólogos u orientadores.
Ante la sospecha de consumo o posesión de sustancias psicoactivas en un alumno, se deben observar signos físicos, conductuales y psicoemocionales.
En los cambios físicos se puede observar cambios de peso, alteraciones en la piel, problemas dentales y ojos enrojecidos.
Mientras que en lo conductual se debe estar atento a si el estudiante presenta cambios en su comportamiento, problemas académicos, dificultades para concentrarse o conductas de riesgo.
Asimismo, se debe considerar las alteraciones en el estado de ánimo del estudiante, la pérdida de interés en la participación de actividades, la baja autoestima y alteraciones del sueño.
Este manual indica cómo debe ser el acercamiento hacia el estudiante, resaltando que se debe designar un profesional para brindar un acompañamiento respetuoso, empático y efectivo.
Posteriormente, indica que se debe entrevistar al estudiante bajo una guía de entrevista inicial, la cual aborda investigar sobre su estado de ánimo o si ha enfrentado dificultades en el ámbito familiar.
Después de esto, señala que se debe contactar a un familiar utilizando una hoja de Pautas de Orientación Familiar y autorizando las intervenciones por medio del Formulario de Consentimiento Informado.
El protocolo se enfoca en medidas disciplinarias y preventivas en caso de faltas muy graves, así como también dispone dar seguimiento y monitoreo a los casos.
Los centros educativos que tengan un caso de sospecha o consumo de sustancias psicoactivas podrán llamar al Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad (911) en caso de intoxicación, conducta agresiva, pérdida de orientación, entre otros síntomas que presente el estudiante.
“Confiamos en que este protocolo será una guía eficaz, humana y práctica para acompañar a nuestros estudiantes y comunidades educativas, desde una respuesta institucional oportuna, empática y centrada en la protección y desarrollo pleno de cada persona”, declaró el Consejo Nacional de Drogas.
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