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La relación entre Venezuela y Estados Unidos ha alcanzado un nuevo grado de tensión luego del despliegue de tres navíos estadounidenses con 4.000 efectivos militares cerca de las costas venezolanas, como parte de la estrategia del presidente Donald Trump para combatir a los cárteles de drogas latinoamericanos.
Ante esta situación, Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, afirmó que la región enfrenta una “coyuntura de frenesí enloquecido de amenazas” por parte de quienes “se creen dueños del mundo” y “los que piensan” que América Latina es su “patio trasero”.
En una cumbre virtual extraordinaria, los jefes de Estado y de Gobierno de los países que integran la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) -entre ellos Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Dominica, Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas, San Cristóbal y Nieves, Granada y Santa Lucía- condenaron lo que calificaron como un “despliegue militar estadounidense en aguas del Caribe, camuflado como operaciones antidrogas”.
En un comunicado conjunto, los mandatarios alertaron que esta acción representa “una amenaza a la paz y la estabilidad de la región” y constituye “una violación flagrante del derecho internacional”. Exigieron el cese inmediato de cualquier acción que vulnere la soberanía e integridad territorial de los países latinoamericanos y caribeños.
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Asimismo, expresaron su “más firme y absoluto respaldo” a Nicolás Maduro, a quien Washington acusa de narcotráfico y por cuya captura ofrece una recompensa de 50 millones de dólares. Para el bloque regional, estas acusaciones forman parte de una “estrategia de judicialización, de la política que pretende deslegitimar Gobiernos soberanos y allanar el camino a la intervención extranjera”.
Los líderes también denunciaron las sanciones contra Cuba y calificaron el reforzamiento del bloqueo económico como un mecanismo de presión que afecta la estabilidad regional.
El Gobierno estadounidense sostiene que el despliegue militar busca frenar el narcotráfico. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, afirmó que Trump “está preparado para usar todo su poder” a fin de detener el flujo de drogas hacia su país y llevar a los responsables ante la justicia.
Leavitt reiteró que, según la Administración Trump, “el régimen de Maduro no es legítimo” y lo describió como un “cartel del narcotráfico”.
Como parte de la operación, EE.UU. desplegó buques de guerra, destructores, un submarino nuclear y aviones de reconocimiento P8 Poseidón.
Por su parte, el Gobierno de Cuba acusó a Washington de llevar adelante una “agenda corrupta” y pidió respetar a la región como “zona de paz”.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, respaldó la misión bajo la premisa de que la labor del ejército es defender a la nación frente a “toda forma de invasión”, lo que incluye narcotráfico, inmigración masiva y trata de personas.
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