Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
ATLANTA.- Un violento tiroteo cercano a la sede de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en Atlanta causó la muerte de un agente policial y la de un sospechoso, según informaron las autoridades.
De acuerdo con el New York Post, el atacante, quien supuestamente culpaba a la vacuna contra el COVID-19 de una enfermedad que sufría, disparó indiscriminadamente antes de ser neutralizado.
El caos se desató cerca del campus de la Universidad Emory, donde estudiantes y empleados recibieron alertas para resguardarse mientras las fuerzas de seguridad respondían al ataque. Aunque el peligro fue controlado, las imágenes del lugar muestran impactos de bala en ventanas del CDC y un patrullero policial acribillado.
El incidente ocurrió este viernes por la tarde cerca de una farmacia CVS en Emory Point, a pocos metros del campus universitario. Testigos reportaron haber escuchado más de 20 disparos en rápida sucesión, lo que generó pánico entre los transeúntes.
En videos difundidos en redes sociales, se escucha una ráfaga de disparos seguida de gritos y movimientos frenéticos de personas buscando refugio. Brandy Giraldo, dueña de una tienda cercana, describió el sonido como “fuegos artificiales, uno tras otro”.
Las autoridades confirmaron que el atacante actuó en solitario y que ya no representa una amenaza, aunque no han revelado si murió en un enfrentamiento con la policía o por otras causas.
La Universidad Emory emitió una alerta de tirador activo, instando a los estudiantes a “CORRER” y “ESCONDERSE” mientras los agentes llegaban al lugar. El operativo incluyó un dispositivo de seguridad masivo, con múltiples patrullas y equipos tácticos rodeando la zona.
Aunque el toque de queda se levantó alrededor de las 6:30 p.m., las imágenes del lugar mostraban a decenas de oficiales revisando el área y una camilla con un cuerpo sin vida, que se presume era el del atacante.
El fiscal general de Georgia, Chris Carr, expresó su horror por el suceso y ofreció su apoyo a las fuerzas del orden:
“Estamos consternados por lo ocurrido en la Universidad Emory y oramos por la seguridad de toda la comunidad. Estamos listos para ayudar en lo que sea necesario”.
Por su parte, el congresista Mike Collins también manifestó su preocupación en redes sociales, pidiendo por un “rápido fin a esta amenaza”.
Si bien las investigaciones siguen su curso, fuentes cercanas al caso indican que el sospechoso había expresado resentimiento contra las vacunas contra el COVID-19, culpándolas de un supuesto deterioro en su salud. Este dato ha generado debate sobre el impacto de la desinformación en actos violentos.
El tiroteo no solo dejó un saldo trágico, sino que también revivió el miedo a ataques indiscriminados en espacios públicos.
Las balas alcanzaron las instalaciones del CDC, lo que ha llevado a cuestionamientos sobre si el atacante buscaba atacar específicamente a la agencia de salud.
Mientras las autoridades continúan recabando información, este caso pone en evidencia los riesgos de la radicalización y la violencia armada en EE.UU. La muerte del oficial y la reacción del atacante reflejan una crisis más amplia sobre salud mental, acceso a armas y polarización social.
Agregar Comentario