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Si anhelamos vivir en una nación con más oportunidades, debemos poner en práctica la cohesión social; y esa responsabilidad nos atañe a todos nosotros. Permítanme abrir un paréntesis para describir una simple ilustración de lo que es o no es cohesión social. Usemos el nombre de un personaje ficticio, llamado Paco: “La familia de Paco decidió ir de viaje a una de las playas de Puerto Plata, Paco buscó un lugar hermoso para sentarse con su esposa y sus hijos y así comer tranquilamente.
Esa familia disfrutó de nuestra bella playa, gozaron de la arena blanca y del impresionante agua con el color de una piedra de larimar. El clima era perfecto y placentero. Cuando terminaron de comer y beber, decidieron volver a su ciudad de origen. Paco les dijo que ya era hora de recoger y marchar; sin embargo, nadie recogió la basura, los platos estaban con desperdicios y las botellas de refrescos y otras bebidas estaban tiradas en la misma playa que sirvió de disfrute a la familia de Paco. Pero no solo eso, la familia de Paco no pensó que estaba con otras personas en la playa, llevaron un radio con bocinas potentes, contaminando toda el área con vibraciones tóxicas y repugnantes; la música era tan alta que invadía y opacaba el sonido de las olas. Paco y su familia no pensaron en las demás personas, mancharon la bella arena de la playa con plásticos y botellas. No pensaron en las demás personas que iban a disfrutar del mismo espacio que ellos usaron. En otras palabras, Paco y su familia no tenían un sentir de cohesión social, porque no buscaron el bienestar de todos, pero tampoco pensaron que iban a volver a esa bella playa que ahora estaba sucia y contaminada. Paco y su familia no es un caso imaginario, es un prototipo de la realidad dominicana.
Nuestra sociedad tiene una debilidad, y es que no pensamos en el bien común, sin darnos cuenta apoyamos la exclusión y la marginación, con frecuencia promovemos la desconfianza y nos comportamos como aquellas sociedades que están estructuradas por un sistema de castas, y que operan con un modelo de estratificación social. Exaltamos a las familias que han gobernado y controlado el desarrollo y la movilidad social de forma muy sutil y fría. Aplaudimos los abusos y la corrupción, y la hemos aceptado como si fuera parte de la democracia.
La cohesión social es clave para entender el crecimiento de los pueblos y países. Y es en ese contexto social donde los partidos políticos, los empresarios, las iglesias y las organizaciones comunitarias deben articular una meta en común para generar una real movilidad social que produzca en el dominicano un cambio socioeconómico, un crecimiento en la educación y en todas las áreas marginadas por el sistema involutivo y carente de visión de Estado. No necesitamos más discursos con violentos chorros de saliva, no es suficiente expresar que amamos a nuestro país y que somos el mejor país del mundo; necesitamos más que un etnocentrismo irracional, es tiempo de generar una agenda con un sentir de cohesión social, es ahora que debemos sentirnos parte de nuestra comunidad y de nuestro entorno, es tiempo de recuperar lo que se ha perdido; pero no podremos lograr nada si no poseemos un sentir de unidad que trascienda los intereses partidistas.
Debemos buscar modelos de cohesión social y replicarlos en el contexto dominicano. La cohesión social debe ser una respuesta para reducir los males sociales y la inseguridad ciudadana. Es duro decirlo, pero hemos caído en un ciclo de quejas sin soluciones, en un proselitismo político que solo busca el bienestar de un círculo cerrado, no poseemos una agenda nacional que toque las fibras de la sociedad dominicana. Estamos actuando como si fuésemos una sociedad tribal y depredadora.
Tenemos leyes y una constitución, pero no poseemos la potestad ciudadana que nos hace actuar como ciudadanos con autoridad, haciéndonos responsables de cuidar nuestra única casa, la República Dominicana. Tenemos minas, playas y buenas tierras para sembrar y poder vivir con equidad, pero la movilidad social nos muestra que los dominicanos no estamos creciendo dentro del sistema capitalista y democrático. Nos atrevemos a decir que el derecho de acceder a las mismas oportunidades es ausente. Pero también poseemos una riqueza sociocultural que debería servirnos de cohesión social; me refiero a, una historia, una cosmovisión judeocristiana, poseemos la misma lengua, y un anhelo por la justicia, pero aún así no hemos alcanzado ni materializado la cohesión social.
La cohesión social tiene que ver con el grado de participación de los dominicanos en sus sectores. Si los dominicanos permaneciéramos unidos, si nos apoyáramos, si creásemos muros de contención para frenar el abuso y el exceso de poder que nosotros mismos hemos permitido, estoy seguro de que tendríamos una República Dominicana más vivible, más armoniosa y con una democracia más funcional.
La propuesta es la siguiente: Que los activistas, políticos, actores comunitarios, religiosos, educadores y empresarios, desarrollemos una campaña para elevar el deseo y el compromiso de exaltar la cohesión social, la movilidad social y la potestad ciudadana por encima de los deseos partidistas e individuales. Cuando esto comience a suceder, estoy más que seguro que disfrutaremos de grandes cambios a favor de todos los sectores que alimentan el Estado dominicano. Esta debe ser nuestra oración y nuestro camino a seguir.
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