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Santo Domingo, RD – El dermatólogo y especialista en leprología alertó sobre la proliferación de centros estéticos, “clínicas dermatológicas” o simples salones de belleza que llevan a cabo intervenciones médicas sin contar con las licencias obligatorias.
El auge de los tratamientos de belleza y la obsesión por la perfección han generado un mercado lucrativo donde personas sin formación médica ejecutan “procedimientos estéticos” que, lejos de ser seguros, pueden resultar peligrosos.
Si bien existen algunas técnicas que no requieren un título de medicina, sí exigen una capacitación adecuada sobre su correcta aplicación.
Según expone el dermatólogo y experto en leprología, el doctor Juan Periche, la realización de tratamientos por parte de individuos no acreditados puede conllevar graves riesgos para la piel e incluso desencadenar infecciones severas.
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Emprender no es negativo, pero hacerlo en el ámbito de la salud sin la preparación necesaria sí lo es.
“Es imprescindible que existan normativas claras y mecanismos de supervisión que garanticen que quienes ofrecen estos servicios posean la capacitación y los permisos pertinentes”, asevera el doctor Periche.
Resaltó que la salud de la población no debe quedar en riesgo por la expansión de prácticas estéticas informales.
El especialista subrayó que informarse antes de someterse a cualquier procedimiento estético es fundamental para prevenir complicaciones y proteger la salud cutánea.
“El profesional de la estética debe lavarse las manos, usar guantes y abrir la jeringa frente al paciente”, explica. “Jamás debe reutilizar frascos ni inyectar productos de origen dudoso”, añadió.
Durante una entrevista con el periódico El Día, en el marco del mes de la lepra en República Dominicana, el dermatólogo relató la historia de una paciente que marcó su carrera.
Según cuenta, una mujer presentó una úlcera en el abdomen después de someterse a un “tratamiento casero” que incluía una “inyección para eliminar grasa”. Lamentablemente, la experiencia resultó muy negativa.
La mujer informó al doctor que el supuesto esteticista acudió a su casa y le aplicó una sustancia desconocida contenida en una “tacita”.
“Él trajo eso en una tacita”, se lamentó la víctima.
“Los medicamentos que se inyectan vienen en frascos cerrados y estériles. El esteticista debe preparar la jeringa delante del paciente”, manifestó con indignación el especialista.
Días después de la intervención, la mujer desarrolló una úlcera en la zona tratada, provocada por una bacteria identificada como *Avium*. Afortunadamente, la infección fue controlada con antibióticos, aunque la paciente temió lo peor.
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Este caso sirve como advertencia de los peligros que implica confiar en personas no calificadas para realizar procedimientos estéticos. Finalmente, el experto recomienda verificar la certificación y la experiencia del profesional, así como exigir el cumplimiento de estrictas normas higiénicas para evitar complicaciones o casos similares, o aún más graves.
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