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En la tercera final de su historia, tras las de 1993 y 2005, la selección alemana, dirigida por el español Álex Mumbrú, tuvo que batallar para neutralizar las incursiones de un rival que también llegaba sin sufrir ninguna derrota. Con diez minutos por jugar, el contrincante mantenía una ventaja de un punto, pero no logró contener a la vigente campeona del mundo, donde brillaron Isaac Bonga con 20 puntos, Franz Wagner con 18 y Dennis Schröder, que sumó 16 tantos y repartió 12 asistencias. Finalmente, Alemania conquistó su segundo Eurobasket, 32 años después del triunfo como anfitrión en 1993, venciendo 88‑83 a Turquía en la final disputada en Riga, pese a que los turcos habían llegado al descanso con una ventaja de seis puntos y buscaban su primer título continental.
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