Primera Plana Salud

Alzheimer: Un duelo anticipado desde el diagnóstico

8877649991.png
Es la variante más común de demencia, afectando al cerebro y a todas sus prestaciones: lenguaje, memoria, conducta, entre otras.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Aunque esta patología no es evitable, la incorporación de rutinas saludables —ejercicio regular, una alimentación balanceada, y actividades cognitivas como la lectura y la escritura manual— ayuda a mitigar los riesgos y a reforzar la reserva cognitiva.

“Lo más doloroso era observar cómo, poco a poco, iba perdiendo la conciencia de lo que sucedía a su alrededor y cómo esa mujer tan vigorosa se transformó en una niña frágil e indefensa que necesitaba ayuda para alimentarse”, recuerda Onaney, con voz pausada y mirada melancólica, al rememorar la etapa crítica que atravesó su madre, doña Fela. A esa mujer, muy respetada en su comunidad por su fuerza, solidaridad y energía, el Alzheimer la fue debilitando durante los últimos cinco años de sus 71 años de vida.

Esta enfermedad, la forma más frecuente de demencia, compromete diversas funciones cerebrales (memoria, lenguaje, conducta) y, a menudo, se confunde con agotamiento mental, lo que retrasa su diagnóstico. Es la variante más común de demencia, afectando al cerebro y a todas sus prestaciones: lenguaje, memoria, conducta, entre otras. Con frecuencia se interpreta como “cansancio físico o mental”, lo que pospone la detección precoz del trastorno.

En la República Dominicana, cerca del 8 % de los adultos mayores de 60 años convive con alguna forma de demencia, y estos diagnósticos repercuten también en sus familias. La prevalencia en personas mayores de 65 años alcanza el 11,7 %, con cifras similares en el Caribe, que registra la mayor incidencia en América Latina. De 1990 a 2021 se registró un aumento del 74 % en los casos, consolidando al Alzheimer como un importante reto de salud pública.

Detrás de cada número hay un rostro, una historia y un núcleo familiar que atraviesa transformaciones profundas. “Para quienes trabajamos en neuropsicología, las estadísticas no son meros porcentajes, sino individuos que llegan a consulta con dudas, bloqueos de memoria o pérdida de habilidades, y familiares que perciben cómo el tiempo les altera la vida sin previo aviso”. “En los últimos años, cada vez son más los adultos jóvenes, incluso desde los 45 años, que presentan signos de deterioro cognitivo”, explica la psicóloga clínica Dalia Aguiló, quien vive en su práctica una realidad que, clínicamente, coincide con investigaciones recientes que revelan un incremento en los casos de Alzheimer de inicio precoz, y que el impacto del trastorno en menores de 65 años ha crecido de manera notable.

Estos datos, al combinarse con la experiencia directa en consulta, confirman que esta enfermedad no es exclusiva de la vejez avanzada, sino un proceso que puede aparecer de forma prematura y agresiva, recordándonos que no hablamos de cifras abstractas, sino de vivencias humanas que nos interpelan a todos.

Adaptación emocional

Un diagnóstico de Alzheimer genera un duelo profundo y complejo, tanto en el paciente como en la familia, con etapas semejantes a la pérdida física (shock, ira, pena y aceptación), pero además con desgaste económico y marcadas alteraciones en la cotidianidad de quienes conviven con el mismo.

La duración de la enfermedad puede variar entre dos y veinte años, imponiendo una carga sostenida a los familiares. El cuidador, habitualmente una hija o esposa, asume la mayor parte de la responsabilidad, a menudo sacrificando su propia vida y sufriendo desgaste físico y emocional por los síntomas del paciente, como insomnio, alucinaciones y pérdida de apetito.

Aguiló, especialista en atención al adulto mayor, subraya: “Existe una etapa de duelo también para el paciente, porque percibe que está perdiendo su esencia, que está perdiendo sus facultades y habilidades, lo que le genera ansiedad y, en ocasiones, una posible depresión… Ese dolor colectivo, de la familia y del paciente, es sumamente difícil de sobrellevar. Por ello, es necesario el acompañamiento de un profesional”.

Berenice Pérez, responsable del Departamento de Salud del Consejo Nacional del Envejeciente (Conape), indica que la institución registra 4 285 adultos mayores con diagnóstico de Alzheimer, distribuidos de la siguiente forma: 427 entre 60‑69 años, 1 687 entre 70‑79 años, 1 471 entre 80‑89 años y 700 mayores de 90 años.

TRA Digital

GRATIS
VER