Salud

Aplicaciones impulsadas por IA aspiran a “luchar contra la soledad”

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Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

“No obtengo la imagen que desean mostrarme, sino que me encuentro con el ser humano genuino”, relató un paramédico de 25 años.

San Francisco, una noche de verano y cinco completos desconocidos… JT Mason acudió a este encuentro con la confianza de pasar un buen rato gracias a la cuidadosa selección de invitados de una novedosa aplicación para conocer gente, impulsada por inteligencia artificial (IA).

La plataforma, llamada 222, promete algo distinto a las típicas aplicaciones de citas.

“No recibo la imagen que quieren transmitir, sino que tengo al ser humano real”, contó el paramédico de 25 años.

Antes de la velada, Mason completó un cuestionario detallado que abarcaba aspectos como sus valores, intereses, tolerancia a las drogas, rasgos de personalidad y otros criterios.

Después de la cena, se reunió con otros usuarios de la aplicación en un bar, todos con la esperanza de entablar amistad o, tal vez, encontrar algo más.

Una vez establecido el contacto, las personas tienen la posibilidad de comunicarle a la aplicación a quiénes les gustaría volver a ver, o no, y explicar las razones.

Según 222, la IA de la aplicación se vuelve particularmente eficaz para emparejar usuarios después de que participan en diversos eventos, desde cenas hasta sesiones de yoga.

“En cuanto a que la IA alcance el punto de comprender la química humana, creo que están bastante lejos”, observó Mason. Pero puede servir como “el primer paso para llevarnos a la mesa e intentar crear esa conexión”, considera.

Predecir la compatibilidad entre desconocidos utilizando IA se ha convertido en la obsesión de Keyan Kazemian y sus socios en 222, que actualmente opera en varias grandes ciudades desde Londres hasta Los Ángeles.

El emprendedor de 26 años aspira a “ayudar a las personas no solo en sus primeros encuentros y las interacciones posteriores, sino también a ayudar a aquellos que ya se conocen a establecer relaciones largas y duraderas”.

Después de trabajar en Match Group, la empresa matriz de Tinder y Hinge, concluyó que las aplicaciones de citas tradicionales “solo buscan una cosa: ¿vas a deslizar a la derecha en la siguiente persona?”.

La mayoría de las nuevas tecnologías “en realidad ponen a las personas no ante otros humanos, sino frente a entidades virtuales”, agregó, refiriéndose a las redes sociales y a los asistentes de IA.

Las crecientes dificultades que enfrentan las personas para formar relaciones significativas han generado alarma entre los profesionales de la salud.

Una “epidemia de soledad” fue el término que en 2017 empleó Vivek Murthy, en aquel entonces el principal portavoz en materia de salud de Estados Unidos, para describir la situación.

En un informe de 2023, advirtió que “el impacto en la mortalidad de estar socialmente desconectado es similar al causado por fumar hasta 15 cigarrillos al día, e incluso mayor que el asociado con la obesidad y la inactividad física”.

Además, citó riesgos incrementados de enfermedades cardiovasculares, demencia y depresión.

Las causas, según varios estudios, incluyen la desaparición gradual de las instituciones tradicionales de socialización, las plataformas digitales adictivas y, más recientemente, la pandemia y el trabajo remoto.

Cuando Isabella Epstein se mudó a Nueva York en 2021 para trabajar en un banco de inversión, “lo intentó todo” para formar lazos.

Recién llegada de una pequeña universidad en la zona rural de Vermont y acostumbrada a comunidades muy unidas, probó aplicaciones y se unió a clubes.

No funcionó.

“Fue un periodo emocionalmente complejo para mí”, recordó Epstein.

“Terminé acercándome a desconocidos en la calle, en cafeterías. Le decía a una mujer, ‘me encanta tu look’, o detenía a alguien y le preguntaba: ‘¿Qué estás leyendo?’ La gente era muy receptiva positivamente”.

Con el tiempo, la joven acumuló cientos de contactos.

Empezó a organizar eventos espontáneos, invitaba a algunos a “happy hours”, a otros a partidos de pickleball, y poco a poco construyó su propio círculo de amigos.

Apasionada por resolver este problema generalizado, renunció a su trabajo y lanzó Kndrd, una aplicación dirigida a mujeres menores de 40 años en Nueva York, que permite a sus aproximadamente 10,000 usuarias sugerir actividades y encontrar quien desee participar.

Otros servicios similares a 222 y Kndrd han surgido en los últimos años, como Timeleft, Plots y Realroots.

“El lado positivo de estas aplicaciones es que su modelo de negocio no depende del tiempo que se pasa conectado”, señaló Felix-Olivier Ngangue, un inversionista de Convivialite Ventures.

“Les conviene que las personas se reúnan en la vida real”, apuntó.

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