Salud

Avance en la enfermedad de Parkinson: revelan de qué manera la acumulación de proteínas favorece la patología

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Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Un estudio liderado por el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona del CSIC (IIBB‑CSIC) muestra que el acúmulo de la proteína alfa‑sinucleína en ciertas neuronas

Los resultados de esta investigación se han publicado en la revista npj Parkinson’s Disease, de Nature. Describen alteraciones tempranas en el cerebro que podrían indicar un mayor riesgo de depresión en pacientes con Parkinson.

En concreto, el trabajo revela que la acumulación de alfa‑sinucleína en las células serotoninérgicas modifica los circuitos cerebrales vinculados a la regulación emocional y provoca daños precoces en el cerebro.

Estos cambios, además, generan una conectividad reducida en dichos circuitos, siguiendo un “esquema de desconexión” característico que podría señalar un riesgo elevado de desarrollar Parkinson y depresión.

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Los investigadores señalan, por otro lado, que las alteraciones descritas se producen mucho antes de que las neuronas mueran, constituyendo una señal temprana anterior a la aparición de los síntomas motores de la enfermedad.

El hallazgo sugiere que Parkinson y la depresión pueden compartir una base neurobiológica común, aunque los autores puntualizan que padecer depresión no implica necesariamente que se desarrolle Parkinson en el futuro.

El proyecto, encabezado por la científica Ana Bortolozzi (IIBB‑CSIC) y con Lluís Miquel‑Rio (también IIBB‑CSIC) como primer autor, cuenta además con los experimentos realizados en una tesis doctoral por Judith Jericó‑Escolar, quien firma como segunda autora.

En la investigación han colaborado también el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), el Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBiS) y la Universidad de Barcelona (UB).

Según explica Ana Bortolozzi, se ha empleado “un modelo murino” para observar que “el acúmulo de alfa‑sinucleína altera las sinapsis entre neuronas y modifica la actividad en las redes neuronales emocionales”.

Para comprobarlo, los investigadores usaron técnicas de imagen funcional por resonancia magnética (fMRI) in vivo, como se emplean en pacientes, lo que les ha permitido descubrir que dichos cambios provocan una “desconexión” o una conectividad reducida en los circuitos cerebrales que regulan el estado de ánimo.

Los hallazgos en los distintos marcadores sinápticos fueron confirmados posteriormente en muestras de cerebro post mortem de pacientes en diferentes estadios de Parkinson, lo que podría contribuir a crear biomarcadores para identificar a los pacientes con riesgo de depresión y tratarlos a tiempo.

La ansiedad y depresión son síntomas frecuentes en los enfermos de Parkinson, y se estima que entre un 40 % y un 50 % de los pacientes presentan depresión.

Esta última se ha considerado tradicionalmente una consecuencia del progreso del Parkinson, una enfermedad progresivamente incapacitante.

No obstante, un número significativo de pacientes muestra depresión en los estadios iniciales de la enfermedad, mucho antes de que surjan temblores, rigidez y otros síntomas motores.

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