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En medio de una escalada de peligros para la seguridad tanto en el comercio tradicional como en el entorno digital, la incorporación de certificaciones internacionales como BASC (Business Alliance for Secure Commerce), el conjunto de normas ISO y SMETA (Sedex Members Ethical Trade Audit) se ha convertido en una táctica esencial para las grandes corporaciones de Centroamérica y el Caribe.
Un análisis de la Alianza de Negocios para un Comercio Seguro (BASC) muestra que las compañías certificadas en la zona han conseguido reducir hasta un 30 % los incidentes de robo de mercancías y contrabando. Este dato evidencia el efecto directo de estas normas sobre la seguridad física y la eficiencia operativa.
Karina Castellanos, directora general de Grupo EULEN en el país y portadora de estas certificaciones, subraya la relevancia de este planteamiento anticipado: “Integrar certificaciones como BASC, ISO y SMETA no solo refleja un compromiso con la excelencia, sino que también garantiza que la empresa está preparada para afrontar los retos de un mercado global. Al regirnos bajo estos estándares, reforzamos la confianza de clientes y socios estratégicos que buscan un verdadero aliado, y no meramente un proveedor”.
Las debilidades de las organizaciones no se circunscriben al plano material. Un reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) reveló que los ciberataques en la región se incrementaron un 60 % en los últimos dos años. Este alarmante alza convierte a la aplicación de la norma ISO 27001, centrada en la seguridad de la información, en una medida imprescindible para resguardar datos críticos y la propiedad intelectual.
La incorporación de certificaciones como SMETA, enfocada en la ética y la sostenibilidad, también ha ganado terreno, impulsada por las demandas de los mercados internacionales de Europa y Norteamérica. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) indica que las empresas que cumplen con estos criterios mejoran su reputación y acceden con mayor facilidad a oportunidades de exportación. Este aspecto resulta clave para posicionar a la región como un socio comercial fiable.
“Este enfoque anticipado, respaldado por certificaciones, demuestra que una empresa opera con la máxima transparencia y control, lo cual es invaluable para cualquier socio comercial”, concluye Castellanos.
En un contexto empresarial cada vez más complejo, las certificaciones internacionales constituyen una inversión estratégica que se traduce en seguridad tangible, confianza del mercado y una ventaja competitiva decisiva.
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