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El establecimiento exhibe imágenes de prominentes capos, tales como Pablo Escobar y el Chapo Guzmán.
La Procuraduría General de la República declaró hoy que el Ministerio Público no permitirá la apertura en Baní del bar Sinaloa Drink, que honra a reconocidos narcotraficantes de ese cártel.
La PGR detalló que el artículo 36 de la Ley 50-88 veta las propagandas que enaltezcan las drogas narcóticas.
La misma postura ha sido adoptada por la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) y el Ministerio de Interior y Policía.
“Se prohíbe cualquier tipo de publicación, publicidad, propaganda o programa a través de los medios de comunicación que contengan estímulos, y mensajes subliminales, auditivos, impresos o audiovisuales que busquen favorecer el consumo y el tráfico ilícito de drogas y sustancias controladas”, estipula la norma.
La narcocultura enaltece la violencia como medio para zanjar conflictos y el soborno como instrumento para operar con impunidad.
Esta acción es un desafío a las autoridades e instituciones que luchan contra este flagelo.
Permitir esta acción proyectaría una imagen de indiferencia y permisividad frente al crimen organizado, lo que podría disuadir la inversión lícita y frustrar los proyectos de desarrollo planeados para la ciudad.
El Ministerio Público, en representación de la sociedad, tiene la obligación de impedir este tipo de acción, que atenta contra los valores más auténticos de la sociedad, ya que promueve el consumo de drogas y la criminalidad.
La alcaldía de Baní tiene la responsabilidad de verificar los permisos de funcionamiento del local.
Este tipo de negocio atenta contra la moral y la seguridad ciudadana, lo cual podría ser razón suficiente para revocar cualquier licencia.
La DNCD y la Policía también deberán establecer una vigilancia constante sobre el local para evitar que se convierta en un centro de operaciones para la venta de sustancias ilegales.
La denuncia pública, la organización comunitaria y la presión social son herramientas valiosas para demandar una respuesta contundente de las autoridades y dejar claro que el veneno de la narcocultura no será tolerado en la ciudad.
Este fenómeno de exaltación del narco no es nuevo y ya ha demostrado sus peligros en otras naciones.
En México, la narcocultura está fuertemente establecida, con bares y capillas que veneran a figuras como Joaquín el Chapo Guzmán. Esta glorificación ha demostrado ser un eficaz mecanismo de reclutamiento para los cárteles. En Colombia, la figura de Pablo Escobar fue ensalzada durante años en barrios de Medellín.
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