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Cómo usar el ascensor: normas y protocolo en un espacio compartido

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El ascensor forma parte de nuestra vida diaria; lo empleamos con frecuencia sin detenernos a reflexionar, aunque su uso conlleva reglas implícitas de convivencia.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

El ascensor forma parte de nuestra vida diaria; lo empleamos con frecuencia sin detenernos a reflexionar, aunque su uso conlleva reglas implícitas de convivencia. Actuar correctamente en este entorno no es sólo una cuestión de amabilidad, sino de consideración hacia los demás. A continuación, se exponen los principios esenciales del protocolo para usar el ascensor, respaldados por autores y estudios que han investigado el comportamiento social en espacios reducidos o públicos.

**Regla básica de cortesía y lógica simple**
Permitir que los ocupantes del ascensor salgan antes de que los que están fuera intenten entrar. Este acto evita atascos, disminuye la incomodidad y optimiza el flujo.

– En la encuesta Schindler Elevator Behavior Survey (2019) se constató que gran parte de las quejas de los usuarios están vinculadas a personas que intentan subir antes de que los pasajeros actuales hayan salido.
– Esta práctica está alineada con los manuales de etiqueta tradicionales: Emily Post, en *Etiquette in Society, in Business, in Politics, and at Home*, señala la relevancia de gestos corteses como facilitar el paso para una buena convivencia.

**Una vez dentro, la manera de ubicarse refleja respeto y consideración por el confort ajeno**
– No bloquear la puerta ni los botones.
– Los que ingresan primero suelen situarse hacia el fondo, dejando los asientos cercanos a la puerta libres para quienes van a descender pronto o para los que entran después.
– Mantener cierta distancia personal, dado que el ascensor es un recinto cerrado y de tránsito breve.
– Estudios etnográficos han registrado que en los ascensores surgen jerarquías sutiles sobre la posición de los pasajeros (personas mayores o de mayor autoridad tienden a ubicarse más atrás) y que el uso de espejos o pantallas varía según la posición e identidad.

**Uso adecuado del panel de botones**
– Ofrecer pulsar el botón por otros cuando uno está cerca del panel.
– Presionar únicamente los botones necesarios, evitando repeticiones superfluas.
– Si alguien aguarda fuera y el ascensor aún no ha cerrado sus puertas, activar (si existe) el botón de “abrir puertas” constituye un gesto cortés.

**Modales y silencio dentro del ascensor**
– Un saludo breve (hola, buenos días, etc.) al entrar es pequeño pero favorece una convivencia más amable.
– Evitar conversaciones demasiado personales o hablar en tono elevado; mantener un volumen moderado.
– Mirar al frente o a la pared en determinadas situaciones y evitar la mirada fija a desconocidos, comportamientos respaldados por estudios de psicología social que revelan la incomodidad en espacios íntimos compartidos.

**Actitudes que conviene evitar en el ascensor**
– Hablar por teléfono en voz alta.
– Consumir alimentos, bebidas o generar olores fuertes; perfumes excesivos o fumar pueden molestar a los demás.
– Quedarse justo frente a la puerta cuando no es su destino, obstruyendo la salida de los demás.
– Tardar en entrar o salir, sobre todo si hay varias personas esperando.
– Retener el ascensor en su piso por mucho tiempo esperando a alguien.

**Protocolo en entornos formales**
En oficinas, corporativos o contextos diplomáticos:
– Ceder el paso a personas de mayor “rango” cuando corresponda, sin exagerar ni mostrar deferencia forzada.
– El gesto de permitir que otros salgan primero, natural en cualquier situación, se refuerza como parte de la etiqueta profesional en estos ambientes.
– En ciertos casos, el anfitrión o la persona a cargo debería ocupar la posición cercana al panel o a la puerta para facilitar la operación si las luces, botones o la dirección lo exigen.
– Letitia Baldrige, en *New Manners for New Times*, subraya que los pequeños detalles —como el orden al entrar o salir— pueden influir en la percepción de profesionalismo y respeto en entornos sociales y corporativos.

**Psicología social y normas implícitas**
Las reglas de comportamiento en ascensores a menudo no están escritas, pero se comparten socialmente: por ejemplo, no mantener contacto visual prolongado o abstenerse de conversar si no se conoce a los demás. Investigaciones sobre la dinámica en ascensores indican que los pasajeros tienden a situarse lo más alejado posible de extraños y a evitar interacciones.

Asimismo, influyen normas culturales: lo que se considera educado en un país puede diferir en otro. Por ello, es útil observar lo que hacen los demás y adaptarse cuando sea pertinente.

En conclusión, la etiqueta para usar el ascensor puede parecer un conjunto de normas menores, pero en conjunto favorece una convivencia más armoniosa, hace más agradables los espacios comunes y refleja el nivel de respeto mutuo en la sociedad. Aplicar estas reglas, aunque sean tácitas, demuestra consideración y profesionalismo.

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