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SAN LUIS – En su afán por volver a pelear por el Comodín, los Gigantes aparentemente han determinado que la vía más sencilla es enviar la pelota por encima de la barda. El viernes por la noche, extendieron a 18 su racha más extensa de juegos con un cuadrangular desde que la franquicia se trasladó a la Bahía, en la victoria 8-2 sobre los Cardenales, quedando a solo uno del récord de la franquicia, establecido en 1947.
Rafael Devers envió el sexto lanzamiento de la noche de Michael McGreevy a 416 pies de distancia, hacia las gradas del jardín derecho-central, para una ventaja inicial que los Gigantes no soltarían. A su vez, Willy Adames conectó un jonrón de 401 pies que se estrelló contra la vegetación justo sobre la cerca del jardín izquierdo-central.
Fue la cuarta ocasión en esta temporada que bateadores de San Francisco conectaron vuelacercas consecutivos en dos juegos seguidos, y por segunda vez seguida, fue el dúo Devers y Adames. También lograron la hazaña el 21 de agosto en San Diego.
En su segunda apertura, Carson Seymour lanzó una joya para los Gigantes, con cinco entradas trabajadas, su marca personal, y sin permitir imparables en los primeros cuatro episodios. Finalizó con solo una carrera limpia permitida sobre dos sencillos, ponchó a dos y concedió un boleto, rumbo a su primera victoria en las Grandes Ligas.
La fiesta de imparables no culminó con Devers y Adames, aunque sin duda aportaron bastante. En total, los Gigantes conectaron 18 hits contra el pitcheo de los Cardenales, empatando su mejor marca de la campaña.
Jung Hoo Lee igualó su mejor registro con cuatro hits, y Patrick Bailey contribuyó con tres desde el noveno puesto del orden. Seis de los nueve titulares de los Gigantes conectaron más de un hit, y los nueve tuvieron al menos uno.
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