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Al menos 300 pandilleros armados, todos de menor rango, han sido abatidos por los drones y más de 400 han resultado lesionados, algunos de ellos de gravedad, en los últimos cinco meses.
Las fuerzas de seguridad de Haití han matado o herido gravemente este año con drones kamikazes a cientos de miembros de las bandas armadas que controlan Puerto Príncipe, una estrategia, sin embargo, que no basta, a juicio de activistas, para estabilizar este país azotado por una crisis de violencia que dejó al menos 1.520 muertos y 609 heridos solo durante el segundo trimestre de este año.
Según datos de la organización no gubernamental Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH), al menos 300 pandilleros armados, todos de rangos inferiores, han sido asesinados por los drones y más de 400 han resultado heridos, algunos de gravedad, en los últimos cinco meses.
De acuerdo con el informe más reciente de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití, al menos 814 personas fallecieron y otras 449 resultaron heridas durante las operaciones de las fuerzas de seguridad haitianas, el 36% de ellas por drones explosivos, entre abril y junio de 2025.
El primer ministro, Alix Didier Fils-Aimé, anunció a principios de marzo pasado la creación, por parte de la Presidencia y el Consejo Presidencial de Transición (CPT), de un grupo de trabajo para llevar a cabo operaciones a gran escala contra las pandillas, dando inicio a la utilización de drones kamikazes.
Dichas operaciones comenzaron en Delmas 6, en el territorio del poderoso jefe de banda Jimmy Cherizier, alias Barbecue, un expolicía, que escapó pero perdió a varios subordinados.
Unos 360 agentes asignados a unidades especializadas de la Policía Nacional de Haití, que también se ha provisto de una unidad de drones, han recibido formación sobre el uso de estos equipos por parte de la unidad de élite francesa denominada Recherche, Assistance, Intervention, Dissuasion (RAID), especializada en intervenciones de alto riesgo.
Pero parece que, por ahora, no han logrado alcanzar un nivel de precisión suficiente para dar en el blanco: los líderes de las bandas.
“Los resultados hasta ahora no nos parecen concluyentes. En cualquier caso, no lo bastante”, declaró Marie Rosy Auguste Ducéna, responsable de programas de la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos, en una entrevista con EFE.
No descarta que los líderes de las bandas reciban información antes de los ataques “porque para nosotros, hasta ahora, no tiene sentido que se realicen intervenciones a ciegas. Incluso de la forma más aleatoria, y los jefes de las bandas logran escapar. Confiamos en que sea solamente una cuestión de precisión”, señaló Auguste Ducéna.
Por otro lado, Auguste Ducéna señaló que, dado que los drones kamikazes se operan a distancia, pueden causar daños colaterales considerables, como sucedió el pasado 19 de agosto, cuando dos agentes de las unidades de operaciones especiales SWAT de la Policía Nacional en Kenscoff, en el este de Puerto Príncipe, murieron tras un “accidente” con uno de estos aparatos.
Los informes preliminares indicaron que el dron explotó cuando era transportado por unos vecinos “en un gesto de buena fe”, lo que llevó a la Policía Nacional de Haití a iniciar una investigación para determinar las circunstancias exactas del incidente.
El Sindicato de la Policía Nacional cuestionó la versión oficial, afirmando que “la situación es más preocupante de lo que se presenta”.
“Aunque se trate de drones pilotados a distancia, la persona que los controla debe buscar un nivel de precisión para evitar en la medida de lo posible los daños colaterales”, apuntó Auguste Ducéna.
La Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití dijo en su informe más reciente que los barrios de Gran Ravine, Martissant y Village-de-Dieu se vieron afectados por una intensificación de las operaciones de las fuerzas de seguridad, así como por un mayor uso de drones explosivos por parte de las autoridades.
Si bien esta nueva dinámica impidió a las bandas ampliar su control territorial, estas continuaron cometiendo abusos contra los residentes que vivían en los barrios que ya controlaban, dijo la Oficina de la ONU, que además criticó que no se haya hecho ninguna comunicación oficial sobre la existencia, el mandato o la composición del grupo de trabajo que gestiona el uso de drones durante las operaciones de las fuerzas del orden en el terreno.
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