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El Ingenio Porvenir, que actualmente elabora 6 000 toneladas de azúcar y planea alcanzar 15 000 para 2026, ha reanudado sus actividades tras dos años de inactividad y casi abandono en la provincia de San Pedro de Macorís, gracias a una inversión de 450 millones de pesos.
Según informó su administrador, Juan Medina, la puesta en marcha busca restaurar y modernizar una de las instalaciones más representativas del sector azucarero dominicano, la cual se encontraba en un estado de deterioro severo. Comentó que al llegar al ingenio encontró condiciones muy precarias, con una producción mínima que resultaba inviable sin una intervención profunda.
“El ingenio estaba prácticamente inmóvil. La producción disponible no justificaba una operación a largo plazo”, sostuvo.
En paralelo, la reactivación del complejo beneficia directamente a cinco provincias: Santo Domingo Este, Hato Mayor, El Seibo, San Pedro de Macorís y Monte Plata. La inversión no solo se destina a la recuperación de la infraestructura, sino también a la mejora de los aspectos laborales y de seguridad.
Medina destacó que la nómina, compuesta por empleados fijos y temporales, oscila entre 250 y 300 trabajadores, incluidos haitianos; sin embargo, durante el periodo de operaciones la empresa llega a emplear cerca de 2 500 personas.
En cuanto a la mano de obra, subrayó que la automatización de los procesos agrícolas permitirá reducir la dependencia de trabajadores extranjeros, incrementando la eficiencia de la producción.
“Con la nueva flota de vehículos y la mecanización, pasaremos de contar con 200‑400 trabajadores extranjeros a apenas 50‑75”, explicó.
Rafael Burgos Gómez, director general del Consejo Estatal del Azúcar (CEA), indicó que el ingenio ha logrado retomar una producción aproximada de 40 000 toneladas métricas de azúcar, lo que constituye un avance notable. No obstante, advirtió que es necesario seguir generando caña suficiente para elevar la producción.
“Esto es relevante porque en administraciones anteriores el ingenio sufrió una drástica caída de su capacidad, pasando de 110 000 tareas cultivadas a cifras mucho menores”, puntualizó.
Burgos Gómez resaltó que se proyecta alcanzar 15 000 toneladas métricas de azúcar el próximo año, dado que actualmente se producen 6 000 toneladas.
“Lo que estamos haciendo ahora es reforzar la estructura del ingenio para poder incrementar la producción de azúcar en los años venideros”, afirmó.
Según el mismo director, uno de los retos más complejos en la recuperación ha sido la reparación de las calderas, piezas clave para la producción azucarera.
“Reparar una caldera cuesta alrededor de 50 millones de pesos. Son 728 tubos que deben instalarse en filas, cada una con un ángulo de curvatura distinto, lo que vuelve el proceso extremadamente laborioso”, comentó.
Además, precisó que dentro de la caldera se encuentran componentes como la tobera y los bafeles, los cuales deben desmontarse y reconstruirse por completo.
Destacó que, al iniciar su gestión con el apoyo del presidente, las calderas fueron puestas en marcha nuevamente. Estas son cruciales porque generan vapor, el cual alimenta las turbinas que hacen funcionar los molinos; ese vapor, a su vez, permite el proceso de extracción del azúcar del jugo de caña, desde la cristalización hasta la centrifugación del producto final.
“Estos hombres y mujeres laboran 24 horas para asegurar que los equipos operen correctamente”, concluyó.
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