Salud

El síndrome del corazón roto representa una enfermedad de gran importancia

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Manejo adecuado del estrés emocional, la ansiedad y los trastornos de pánico.** Incidencia: representa el 2 % de los pacientes que llegan a urgencias con sospecha de infarto.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

**Manejo adecuado del estrés emocional, la ansiedad y los trastornos de pánico.**
Incidencia: representa el 2 % de los pacientes que llegan a urgencias con sospecha de infarto.

Situaciones como la pérdida de un ser querido, una ruptura amorosa o la pérdida del empleo pueden producir la sensación de “corazón roto” en quienes las atravesan. Más allá del sentido figurado, esa expresión tiene una base médica real.

César Herrera, cardiólogo y director del Centro Cardiovascular del CEDIMAT (Centros de Diagnóstico, Medicina Avanzada y Telemedicina), advierte que esta afección, cada vez más frecuente, está estrechamente relacionada con eventos emocionales intensos.

Según explica, factores como el estrés laboral, los desencantos sentimentales o las dificultades económicas pueden desencadenar repercusiones directas en la salud del corazón.

**Agresión física**
También puede aparecer tras un cataclismo natural o en casos de agresión física.

En otros pacientes, el síndrome puede ser provocado por el estrés físico de una enfermedad aguda, como un accidente cerebrovascular, un traumatismo craneal, insuficiencia respiratoria, una infección grave o ejercicio excesivo, sobre todo en hombres. Por ello, al síndrome del corazón roto también se le denomina **cardiomiopatía por estrés**.

**Cardiomiopatía**
El especialista señala que, a diferencia del infarto típico, en esta cardiomiopatía se presentan dos fenómenos peculiares: las arterias coronarias, que suelen estar obstruidas por aterosclerosis en el infarto tradicional, permanecen libres de enfermedad en el síndrome del corazón roto.

Después del episodio, el ventrículo de los pacientes afectados vuelve a su función normal en pocas semanas. No obstante, esta recuperación no ocurre en muchos; algunos pueden evolucionar a complicaciones graves como shock, insuficiencia cardíaca o regurgitación mitral severa.

**Daño al corazón**
“El daño cardíaco en la cardiomiopatía por estrés está directamente vinculado a las hormonas y sustancias que el organismo libera frente al estrés: los mineralocorticoides (hormonas esteroides), los neuropéptidos cerebrales y las catecolaminas, como la adrenalina”, explica el doctor.

“Estas moléculas pueden lesionarse el tejido cardíaco de forma directa y severa, sobre todo en las paredes frontales (apicales) del corazón”, añade.

Herrera indica que la mayoría de los expertos coinciden en que múltiples factores contribuyen a este trastorno cardiovascular. Las investigaciones han demostrado un aumento desproporcionado del flujo sanguíneo en regiones cerebrales como el hipocampo, los ganglios basales y el tronco encefálico.

También existe evidencia de que la interacción entre las áreas cerebrales implicadas en la respuesta al estrés—como el sistema límbico y la neocorteza—generan una respuesta anómala y tóxica dirigida a las paredes del corazón mediante mecanismos aún desconocidos.

**Niveles de estrés**
“Resulta curioso que, pese a que muchas personas están expuestas a niveles similares de estrés, no todas desarrollan esta condición. Eso sugiere la presencia de algún factor predisponente, ya sea genético, hormonal o simplemente una mayor capacidad para gestionar las emociones”, comenta.

Otros grupos en riesgo de presentar cardiomiopatía por estrés son pacientes con ataques de asma severos, consumidores de marihuana o cocaína, e incluso algunos diabéticos con pobre control glucémico. En líneas generales, el perfil típico de riesgo corresponde a una mujer posmenopáusica.

Lamentablemente, esas mujeres suelen ser subestimadas o descuidadas por el sistema sanitario, a menudo etiquetadas como “histéricas”. Por su parte, muchas pacientes minimizan sus síntomas, atribuyéndolos a causas no cardiovasculares, y acuden al médico demasiado tarde.

El cateterismo cardíaco o la angiografía coronaria demostrarán que las arterias no están obstruidas. Para confirmar el diagnóstico, se debe realizar un ecocardiograma de control tres semanas después del evento, donde se observará la resolución completa del trastorno de contracción inicial.

**Ansiedad y estrés**
Las recomendaciones generales para prevenir el síndrome del corazón roto incluyen el manejo adecuado del estrés emocional, la ansiedad y los trastornos de pánico, así como evitar el consumo de sustancias alucinógenas.

“Es evidente que los episodios estresantes inesperados son incontrolables; sin embargo, debemos desarrollar mecanismos personales para afrontarlos, pues el estrés nunca desaparecerá, sea de origen emocional, económico o familiar”, sostiene Herrera.

**Acudir al cardiólogo**
No se debe asumir que el dolor torácico, la dificultad para respirar o molestias estomacales son triviales. Ante cualquier síntoma de este tipo, especialmente si aparece de forma súbita, es fundamental acudir al cardiólogo o a urgencias.

**Evaluación**
– Ecocardiograma
César Herrera puntualiza que la valoración adecuada de esta enfermedad requiere un ecocardiograma que revele el patrón de contracción cardíaca característico, además de un electrocardiograma y pruebas sanguíneas (troponinas) que confirmarán la naturaleza cardiovascular del cuadro.

**¿Quiénes son más propensos a presentar el síndrome del corazón roto?**
1. Mujeres, particularmente en la fase posmenopáusica.
2. Personas con antecedente de trastornos emocionales y ansiedad.
3. Pacientes con episodios de asma grave.
4. Consumidores de marihuana o cocaína.
5. Algunos diabéticos con mal control glucémico.

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