Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
La Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS) obtuvo la aprobación en 2023 y se activó en 2024 con la intención de respaldar a la Policía Nacional de Haití.
Puerto Príncipe – El mandato de la MSS en Haití, encabezado por Kenia, finalizará este 2 de octubre en medio de una creciente incertidumbre en el país caribeño, que se halla sumido en una crisis que se intensifica por la violencia impuesta por las despiadadas banderas armadas, responsables de controlar el 90 % de la capital de esta nación empobrecida.
El futuro de la MSS será objeto de debate este martes en la Asamblea General de Naciones Unidas, espacio en el que Laurent Saint‑Cyr, presidente en funciones del Consejo Presidencial de Transición (CPT) de Haití, instó el pasado jueves a la comunidad internacional a actuar de forma “fuerte e inmediata” ante la grave crisis que atraviesa su país, describiendo una guerra entre las bandas y la población.
En esa misma intervención, Saint‑Cyr manifestó su respaldo al proyecto de resolución propuesto por Panamá y Estados Unidos, que plantea convertir a la MSS en una fuerza destinada a combatir a las pandillas armadas, compuesta por 5 500 efectivos y autorizada a usar la fuerza contra los grupos criminales.
Puede interesarte leer: Las bandas armadas priven de alimentos a miles de personas en el centro de Haití.
La MSS fue aprobada en 2023 y se puso en marcha en 2024 para apoyar a la Policía Nacional haitiana; actualmente cuenta con aproximadamente mil efectivos, la gran mayoría procedentes de Kenia.
El primer contingente, formado por 400 policías kenianos, arribó a Puerto Príncipe el 25 de junio del año pasado; sin embargo, quince meses después la misión no ha logrado reconquistar ningún territorio bajo control de las bandas, a pesar de las múltiples operaciones realizadas contra sus líderes, cuyas acciones han desencadenado el desplazamiento interno de más de 1,3 millones de personas.
Durante la estancia de la fuerza multinacional, las bandas han ampliado su dominio en ciudades estratégicas como Artibonite y el Departamento del Centro, manteniéndose bajo el control total de pandilleros que asesinan, masacran, roban y violan con completa impunidad.
Lejos de los 2 500 soldados que se preveían y se prometían, la MSS cuenta apenas con un millar de oficiales, quienes enfrentan una escasez de recursos y de apoyo internacional.
“Su valentía (de la MSS) y nuestros recursos propios no han sido suficientes para contener la crisis de seguridad”, reconoció Saint‑Cyr el pasado jueves en la ONU, añadiendo que su administración ha incrementado en un 40 % el presupuesto de las fuerzas de seguridad, reclutado nuevas promociones, reforzado el personal y adquirido más material y equipamiento.
Por su parte, la misión ha declarado estar “orgullosa de observar los avances alcanzados hasta la fecha, logros que demuestran nuestro compromiso colectivo con la paz y la estabilidad en Haití”, según publicó este mismo mes en su página de Facebook.
Haití registró un aumento del 24 % en los homicidios intencionales durante los primeros seis meses del año, alcanzando 4 026 asesinatos en ese período, según datos de la ONU.
El principal reto sigue siendo crear las condiciones de seguridad necesarias para celebrar las elecciones generales aplazadas en Haití, cuyos últimos comicios se llevaron a cabo entre 2015 y 2016, en un proceso transitorio que culminó con la elección de Jovenel Moïse, quien asumió el cargo el 7 de febrero de 2017.
Hace más de cuatro años, el Consejo Superior Judicial de Haití puso fin al mandato de Jovenel Moïse, en medio de manifestaciones de la oposición que solicitaban su dimisión bajo el argumento de que su gestión había concluido, mientras que el presidente, asesinado cinco meses después, sostenía que su periodo terminaría en 2022 según su interpretación de la Constitución.
“El pueblo haitiano debe poder escoger a sus dirigentes. El Estado quiere organizar unas elecciones creíbles”, afirmó Saint‑Cyr en su alocución ante la ONU. El mayor obstáculo, reconoció, “permanece siendo la restauración de la seguridad”.
Agregar Comentario