Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
La infidelidad continúa siendo uno de los acontecimientos más destructivos en la esfera sentimental de una relación. Más allá del hecho en sí, implica una fisura profunda en la confianza, una traición que deja cicatrices emocionales difíciles de reparar.
Como se ha señalado: “La infidelidad constituye la peor traición en la vida en pareja; una herida tan profunda que la víctima a veces nunca logra curarse y de la que el infiel, a menudo, nunca se absolve.”
La psicóloga clínica Itania María, experta en vínculos afectivos, afirma que “las repercusiones de una infidelidad jamás son simples”, y que el daño psicológico puede equipararse al de un trauma. En sus consultas, ha descrito que muchas personas engañadas presentan síntomas parecidos al trastorno de estrés postraumático, como pensamientos intrusivos, ansiedad intensa y una desconfianza profunda hacia futuras relaciones.
“La infidelidad no solo compromete la pareja, sino que también puede desencadenar una serie de consecuencias que afectan al individuo y a la dinámica conyugal,” indica Tania María en sus análisis del tema.
Entre las emociones más habituales tras una infidelidad se encuentran:
Estas reacciones pueden persistir durante meses o incluso años, según la trayectoria de la relación y el proceso de sanación personal.
La terapia de pareja y el acompañamiento psicológico son recursos esenciales para enfrentar el dolor y, si es posible, reconstruir los lazos rotos. No obstante, como advierte la especialista, “la recuperación emocional no sigue un patrón lineal ni está garantizada; cada persona vive el duelo de la traición de manera diferente.”
Agregar Comentario