Salud

Investigación muestra cómo el estrés laboral afecta tu alimentación

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El informe reconoce que tanto los factores personales como los profesionales pueden influir en los hábitos alimenticios en la jornada laboral.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Consumir alimentos de forma acelerada, optar por productos poco nutritivos o incluso saltarse alguna comida son algunas de las tendencias que se observan en la alimentación dentro del ámbito laboral, sobre todo cuando existe una sobrecarga de tareas o presión. El estrés, la exigencia, la falta de tiempo y una organización deficiente pueden determinar tanto lo que ingerimos como la energía y el rendimiento en el trabajo, según concluye el estudio “Hábitos alimentarios en el entorno laboral”, elaborado por Cigna Healthcare España.

El informe reconoce que tanto los factores personales como los profesionales pueden influir en los hábitos alimenticios en la jornada laboral. Un 34,2 % de los encuestados afirma que una alimentación adecuada mejora su concentración y su productividad.

La investigación, basada en una muestra de 1.000 personas con edades entre 25 y 65 años y con una representación equilibrada entre hombres y mujeres, destaca que la dieta mediterránea es la más consumida en España, con un 55 % de los encuestados, porcentaje que asciende al 61,4 % entre los mayores de 55 años.

En cuanto a la calidad de los alimentos, son los jóvenes de 25 a 34 años los que más consumen productos frescos, con un 57,8 %, lo que refleja una mayor conciencia sobre la importancia de una dieta equilibrada, según señala el informe.

Sin embargo, persisten deficiencias en la calidad de lo que se ingiere en el entorno laboral. La presión y las demandas del trabajo se suman a los malos hábitos alimentarios.

Entre los directivos de las empresas, un 61 % indica que no realiza pausas regulares para comer y un 68,9 % admite que con frecuencia omite comidas debido a la carga de trabajo o a reuniones.

Muchas veces resulta complicado mantener una regularidad alimentaria bajo el ritmo laboral, lo que empeora la dieta, según el 53,4 % de los encuestados.

Un 49,1 % planifica sus comidas con antelación y un 42,2 % lleva comida preparada desde casa. No obstante, un 25,3 % confiesa que improvisa su almuerzo diariamente.

La escasez de tiempo afecta tanto a la calidad de la dieta como a la energía disponible para trabajar, generando un círculo de cansancio, estrés y, en consecuencia, elecciones alimentarias poco saludables.

El teletrabajo puede favorecer hábitos más sanos, aunque también conlleva ciertos riesgos, según el estudio. La mayoría de los encuestados que teletrabajan lo valora positivamente, ya que un 59,8 % afirma que su alimentación ha mejorado y un 61 % consume más frutas y verduras. Esto se explica por la posibilidad de disponer de más tiempo para cocinar y de acceder a la propia cocina.

No obstante, la reducción de la actividad física al no desplazarse al centro de trabajo, sumada a la disponibilidad constante de la cocina, puede resultar perjudicial para la salud. Un 46,5 % de los encuestados reconoce que el teletrabajo les hace picar más entre horas, lo que puede favorecer el aumento de peso al ingerir más calorías sin realizar ejercicio.

La Dra. Daniela Silva, especialista en Medicina Interna y E‑Health Manager de Cigna Healthcare España, señala que “la alimentación no es solo una cuestión de salud física, sino que también influye en el estado de ánimo, en la capacidad de concentración y en la productividad”.

Una de las conclusiones principales ha sido la incorporación de la nutrición en las políticas de bienestar de las empresas. Estas iniciativas no solo benefician a los empleados, sino que también fomentan un mayor rendimiento y reducen el absentismo laboral.

Aún así, las opciones saludables siguen siendo escasas. Dentro del entorno laboral, solo un 29,6 % de los encuestados dispone de snacks como fruta o frutos secos, un 28,4 % indica que su empresa promueve el consumo de alimentos naturales y apenas un 24,4 % tiene acceso a menús saludables.

Un 81,2 % de los participantes destaca que en su compañía no existen programas de bienestar corporativo centrados en la alimentación.

“Este estudio demuestra que las empresas desempeñan un papel fundamental al facilitar que sus equipos puedan tomar decisiones alimentarias saludables”, añade la experta. “No basta con ofrecer fruta o snacks saludables; es necesario crear una cultura corporativa que eduque, motive y acompañe a los empleados en la adopción de buenos hábitos, tanto en la oficina como en casa. Esto equivale a invertir en el bienestar y el rendimiento a largo plazo”.

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