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La reconocida cantante y actriz desea que las nuevas generaciones de actrices latinas no tengan que aguardar tanto: “Me alegra que ellas ya consigan oportunidades a los 20, algo que a mí me llegó mucho después. Hoy es distinto y eso me infunde esperanza”.
Un instante muy revelador del reciente encuentro de prensa con Jennifer Lopez, al que asistió Listín Diario, surgió cuando un cronista le preguntó si se sentía subestimada como actriz. Ella inhaló y contestó: “Siempre pensé que hacía lo mejor con lo que tenía. Claro que me frustré en varias ocasiones, pero opté por no quedarme amargada sino por demostrar lo que podía ofrecer. Y ahora, cuando un Bill Condon o un Bob Zemeckis me llaman, es la recompensa de todo ese esfuerzo. Me tomó años, pero aquí estoy”.
JLo añadió que espera que las nuevas actrices latinas no tengan que esperar tanto: “Me reconforta que ellas ya reciban oportunidades a los 20, algo que a mí me alcanzó mucho después. La cosa ha cambiado y eso me da esperanza”.
En un momento en que Hollywood parece polarizado entre secuelas sin fin y franquicias multimillonarias, “Kiss of the Spider Woman” aparece como un acto de riesgo y memoria.
La nueva versión, bajo la dirección de Bill Condon y con Jennifer Lopez y Tonatiuh como protagonistas, retoma la novela de Manuel Puig de 1976, ya conocida por la aclamada adaptación teatral de Broadway y la película de Héctor Babenco de 1985.
Este remake de 2025 no pretende ser solo un homenaje: busca dialogar con su tiempo, con un presente cargado de tensiones culturales y políticas donde la representación queer y latina es más urgente que nunca.
Durante la rueda de prensa internacional, Jennifer Lopez brilló no solo como actriz y cantante, sino también como productora ejecutiva y portavoz de una visión que combina espectáculo y responsabilidad. Sus palabras revelaron tanto su entrega artística como su consciencia del lugar que ocupa en la industria.
“Kiss of the Spider Woman” es un remake, sí, pero también un espejo. Recupera la fantasía como refugio ante la opresión, el amor como fuerza transformadora y la representación como motor de cambio.
Para López, la película representa la culminación de un sueño personal: cantar, bailar y actuar en un musical de gran escala. Para Tonatiuh, es una afirmación política y cultural.
Ambos, con sus voces y sus cuerpos, moldean una cinta que aspira a ser más que espectáculo: un recordatorio de que el cine aún puede emocionar, confrontar y abrir espacios.
Al final, como dijo López con una sonrisa desafiadora, “cuando todo parece imposible, ocurren milagros en el set”. Tal vez ese sea el verdadero mensaje de esta nueva “Kiss of the Spider Woman”: que incluso dentro de la prisión de la realidad, la fantasía sigue siendo un acto de resistencia.
“Fue como una carrera de velocidad, no una maratón”, contó López al rememorar los doce números musicales que filmó en pocas semanas. “Siempre soñé con hacer un musical en cine. Vivía una fantasía, como Molina vivía la suya”.
El rodaje exigió filmar bailes al estilo de los años 40 en tomas largas, sin la red de seguridad que brinda el montaje digital. Jennifer bromeó diciendo que pedía primeros planos, pero Bill Condon respondió firme: “Quiero que lo hagas de principio a fin”. Y así lo hizo: trajes de cincuenta libras, plataformas imposibles y coreografías que incorporaban a la cámara como si fuera otro bailarín.
“Como decía Ginger Rogers, lo hacemos todo al revés y en tacones”, soltó entre risas, consciente de que esa frase describe una lucha artística real.
Lo más destacado es que López no ocultó la dificultad. Admitió que cada número supuso un reto físico y emocional, que un tacón atrapado en la falda podía arruinar una toma perfecta.
También habló de los “milagros en el set”: momentos en los que, contra todo pronóstico, todo salió bien. “Dios siempre está mirando y guiando”, afirmó, con una fe que resumía la experiencia de un musical que apuesta al todo o nada.
Al preguntarle qué significa ser productora ejecutiva, López no vaciló: “Todo. Desde el guion, el casting, hasta la promoción. Sí, también reunir el dinero”.
Durante la conversación, “la diva” del Bronx explicó que su función no se limita a aparecer en los créditos, sino a acompañar cada fase del proyecto.
“Vas a la sala de edición, piensas en cómo vender la película, eliges hasta los detalles más mínimos. Estás allí de principio a fin”.
Su autoridad quedó patente en otra de sus declaraciones: “Bill fue muy claro al decir que todos debíamos ser latinos. Eso no había ocurrido en versiones anteriores, y me parecía esencial”. La frase marcó un punto crucial: no se trataba solo de honrar a Puig, sino de rescatar la esencia latinoamericana de la historia y llevarla a la pantalla con autenticidad.
Jennifer Lopez insistió: “Kiss of the Spider Woman” es más relevante hoy que nunca. “La idea de dos personas radicalmente distintas, forzadas a convivir, que terminan descubriendo la humanidad y enamorándose, es más actual que nunca. Y la representación queer es vital. En mi propia familia sé lo importante que es”.
Recordó cómo ver a Rita Moreno en West Side Story le cambió la vida. “Me hizo pensar que podía lograr cosas que nadie en mi familia había imaginado. Eso es lo que significa verte en pantalla. Eso es lo que quiero que ocurra con esta película”.
En tiempos de retrocesos y discursos excluyentes, López subrayó que el film busca “hacer reconsiderar el amor, a la gente, a los trans, a los latinos, a todos los que han sido marginados”. Y con voz firme enfatizó: “No es solo nuestro trabajo como artistas. También es su labor, como periodistas, explicar por qué esta película importa”.
Si Jennifer es la estrella que encarna la tradición del musical, Tonatiuh es la voz fresca que recuerda lo que significa abrirse camino.
Narró con ternura un momento en que, durante una escena de baile con López y Diego Luna, se detuvo a observar su entorno: “Me di cuenta de que estaba rodeado de artistas a quienes respeto. Cortaron y me puse a llorar de gratitud”.
Pero su discurso no fue solo emotivo: también político. “Dignidad, humanidad y amor trascienden género y orientación sexual. Esta película es una carta de amor a la diversidad”. Añadió con ironía: “Hollywood a veces duda en apostar por elencos latinos completos. Pero, cariño, vendemos. Somos fuego. Y la gente lo olvida”.
Su interpretación de Molina no se limita a lo actoral; también es un gesto de militancia. Perdió 45 libras para encarnar al personaje y se sumergió en el universo de Puig, del musical de Broadway y del film de 1985. “Cada versión fue necesaria para su tiempo. Ahora tocaba hacerla con nuestra sensibilidad, con nuestro entendimiento de género y sexualidad en 2025”.
Jennifer destacó la dualidad que le tocó interpretar: “Ingrid Luna, Aurora y la Spider Woman no son lo mismo. Tenía que encontrar cómo se relacionaban con Molina y cómo representaban sus fantasías y su dolor”. Los vestuarios diseñados por la ganadora del Oscar Colleen Atwood fueron clave: trajes de lentejuelas, vestidos dorados, atuendos al estilo Fosse. “Cuando el vestuario es tan bueno, te indica cómo moverte, cómo ser”.
La paradoja reside en que esos destellos glamorosos aparecen en una historia ambientada en la brutalidad de una prisión. Condon describió la película como una mezcla de Hollywood y telenovela dentro de un espacio carcelario. El resultado, según López, es “una combinación de fantasía y crudeza, de ilusión y dolor”.
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