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Juan Antonio Alix: Claroscuros

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El más insigne poeta popular de toda nuestra vida Republicana vio la luz el 6 de septiembre de 1833 en el entonces villorrio de Moca, este mes estaría celebrando sus 192 años.

Por su corta edad, no fue un ente activo en las luchas independentistas iniciadas el 27 de febrero de 1844.

Sus comienzos en las composiciones de diez versos octosílabos, datan de 1850, con solo 17 años, describiendo la realidad económica, política y social dominicana, como un hombre del campo, cantando sus amores y desamores, sus penas y sus alegrías.

Elogió gobiernos con el mismo fervor que los criticó, pero sin temor a equivocarnos, se puede asegurar que ha sido el mayor descifrador de la conciencia colectiva del pueblo dominicano.

Cuando se produjo la anexión a España en marzo de 1861, aunque no públicamente, se manifestó en contra de la misma, uniéndose al frustrado levantamiento del 21 de febrero de 1863 en el municipio de Guayubin, liderado por Lucas de Peña, y el 22 de febrero en Sabaneta, liderado por Santiago Rodríguez, Benito Moción, Pedro Antonio Pimentel y Juan Antonio Polanco, entre otros, los cuales, tras grandes esfuerzos y en condiciones muy desiguales, fueron obligados a dispersarse y a sus principales líderes a refugiarse en Haití bajo el amparo oculto del presidente Guillaume Fabre Nicolas Geffrard, que gobernó ese país desde 1859-1867, lo que abarcó todo el período de la lucha Restauradora de nuestro país.

Derrotados los intentos restauradores del patricio y mártir de San Juan, Francisco del Rosario Sánchez, en 1861, y tras las dos escaramuzas de 1863, se decretó una amnistía por parte de Isabel II, soberana de España, el 27 de mayo de ese año, para todos los conjurados del levantamiento de febrero.

Ante dicha decisión de su majestad, algunos de los exiliados se acogieron a dicho perdón, regresando al país, entre los que se encontraban el teniente Juan Antonio Alix y su amigo Eusebio Gómez, quienes llegaron al país el 4 de agosto por Dajabón, denunciando ante las autoridades españolas comandadas por el capitán Fermín Daza: “Que por la parte del Capotillo francés se han distribuido unos mil fusiles al populacho y que del interior se alistan muchos hombres para una intentona de invasión sobre Capotillo español y que esta debe tener lugar en el término de 20 días aproximadamente”.

Esta denuncia de los planes de los patriotas fue tomada como una forma de congraciarse por las autoridades españolas, quienes le prestaron poca atención.

Esa actitud pendular de Juan Antonio Alix marcaría el resto de sus años, ensalzando a quien subía y denostando a quien era desplazado del poder.

Pese a ese lado oscuro de su conducta, es innegable que ha sido el más grande y prolífico cantor popular que ha tenido nuestro país.

Es como diría José Martí: “El sol quema con la misma luz con que alumbra. El sol tiene manchas, los agradecidos ven la luz y los desagradecidos solo ven las manchas”.

Ese defecto propio de su naturaleza pendular no empaña su grandeza ni le resta su condición de mejor cantor popular dominicano de todos los tiempos y como él diría en su inigualable décima Los Mangos Bajitos:

Ese era Juan Antonio Alix, con más luces que sombras.

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