Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Santo Domingo.- Cada año miles de personas libran una batalla silenciosa contra el sufrimiento psicológico. En la República Dominicana, los últimos datos señalan una tendencia alarmante: son las mujeres quienes intentan suicidarse con mayor frecuencia, mientras que los hombres son los que más consuman el acto mortal.
Esta dinámica, que también se replica a nivel mundial, evidencia la necesidad de reforzar las medidas preventivas y mejorar el acceso a la atención en salud mental.
En 2024, el país registró 2 181 intentos de suicidio. De esos casos, el 54 % (1 177) fueron mujeres y el 46 % (1 004) hombres, según el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Sinave).
Los varones tienden a emplear métodos más letales al llevar a cabo el suicidio, como ahorcamiento, asfixia, armas de fuego o caídas desde altura.
De acuerdo con el Panorama Estadístico 119 – Evolución de las muertes accidentales y violentas en República Dominicana (2019‑2023), elaborado por la Oficina Nacional de Estadística (One), la situación se invierte dramáticamente cuando se trata de suicidios consumados: en 2023 se registraron 669 fallecimientos por suicidio, de los cuales el 86 % correspondieron a hombres.
Este patrón coincide con lo observado internacionalmente: las mujeres suelen buscar ayuda o recurrir a medios menos letales, mientras que los hombres, en su mayoría, optan por métodos más violentos y rara vez expresan su dolor emocional.
El entorno urbano, pese a ofrecer mayor disponibilidad de servicios, también puede generar estrés, aislamiento o presión social que impactan negativamente la salud mental.
Los especialistas en salud mental señalan que la prevención del suicidio enfrenta múltiples obstáculos en el país, entre ellos el estigma social que rodea a las enfermedades mentales, la escasez de información pública sobre señales de alerta y la falta de conciencia sobre cómo intervenir.
A esto se suma una capacidad limitada del sistema sanitario para atender intentos de suicidio o brindar seguimiento oportuno, la carencia de datos desglosados y actualizados que permitan diseñar estrategias más eficientes, y una coordinación deficiente entre sectores para implementar programas sostenibles a nivel comunitario.
Frente a este escenario, el Ministerio de Salud Pública, a través de su Departamento de Salud Mental, ha puesto en marcha una serie de iniciativas para fortalecer la respuesta nacional.
Entre las acciones más relevantes se encuentran la consolidación del Sinave, que mejora el registro y análisis de los intentos, y la capacitación del personal sanitario en direcciones provinciales y áreas de salud (DPS/DAS) para detectar riesgos y derivar casos a tiempo.
Asimismo, se está desarrollando un Programa Nacional de Prevención del Suicidio, basado en modelos internacionales, que pretende definir lineamientos técnicos para intervenciones eficaces y lanzar campañas de sensibilización que reduzcan el estigma y promuevan la búsqueda de ayuda profesional.
Hablar de salud mental con naturalidad, escuchar sin juzgar, reconocer señales de alarma y acompañar a quienes están en riesgo son pasos esenciales para salvar vidas.
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