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El estudio, sustentado en más de una década y media de información del Rochester Epidemiology Project, constituye el análisis poblacional más exhaustivo de los factores que provocan infarto en personas jóvenes.
Uno de los descubrimientos más llamativos mostró que más del 50 % de los infartos en mujeres menores de 65 años se debieron a causas no tradicionales; aunque la aterosclerosis –la formación de placas en las arterias– sigue siendo la causa predominante tanto en hombres como en mujeres, solo explicó el 47 % de los casos en mujeres, contra el 75 % en hombres.
Claire Raphael, cardióloga intervencionista y autora principal del trabajo, señaló que numerosas de estas etiologías se comprenden erróneamente, lo que puede derivar en terapias inapropiadas o incluso nocivas, como la inserción injustificada de stents en episodios de DEAC.
«Si se equivoca la causa subyacente de un infarto, el manejo puede resultar poco eficaz o incluso peligroso», afirmó la Dra. Raphael.
Asimismo, la investigación indicó que los infartos inducidos por estrés constituyeron la segunda causa más frecuente y la más mortal, con una mortalidad a cinco años del 33 %, aunque estos pacientes mostraban una menor extensión de daño cardíaco.
El Dr. Rajiv Gulati, autor senior del estudio y director de la División de Cardiología Intervencionista en la Mayo Clinic, subrayó la urgencia de replantear la estrategia clínica frente a los infartos en adultos jóvenes, en particular en mujeres.
«Entender la razón por la que ocurre un infarto es tan vital como su tratamiento. Ese conocimiento puede marcar la diferencia entre la curación y la recaída», concluyó la Dra. Raphael.
Este trabajo abre nuevas avenidas para optimizar el diagnóstico, la terapia y la prevención de los infartos en poblaciones jóvenes, y resalta la relevancia de escuchar al paciente más allá de los signos clásicos.
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