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Conseguir la mayor cantidad de “likes” y de seguidores se ha convertido en la meta principal en las redes sociales, lo que, además de distorsionar su uso, puede acarrear una serie de efectos negativos en la salud mental de los usuarios y usuarias.
La profesora de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Sylvie Pérez, declaró a EFEsalud las causas por las que un uso excesivo de las redes en busca del mayor número posible de interacciones —ya sea acumulando “corazones” (likes) o ampliando la lista de seguidores (amigos)— puede resultar perjudicial para el bienestar psicológico.
“Al principio —afirma—, las redes sociales funcionaban como una ventana que permitía acercarse a entornos a los que no tendrías acceso a nivel profesional o a círculos cercanos, por motivos geográficos o aficiones. Con el paso del tiempo se abrió a conocidos de conocidos, o a contactos breves”, explica la experta.
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De este modo, crece el riesgo de perder la perspectiva de lo que constituye una relación cordial. Tanto personas introvertidas como extrovertidas precisan de interacción para sentirse plenas, y las redes sociales facilitan ese proceso.
“Siempre se persigue una retroalimentación positiva, y eso es lo que generan las redes, pues la gente muestra en su perfil solo lo bueno, filtrándolo previamente, lo que crea un bucle del que es difícil escapar”, indica Pérez.
Asimismo, es evidente la tendencia a compararse con los demás por la necesidad de una sensación de confort, sobre todo si la comparación genera una sensación de ventaja.
Al respecto, Pérez argumenta que “quedar por encima de los demás” no es “un acto malintencionado ni una cuestión perversa”. “Inconscientemente calibramos nuestro bienestar en función de cómo están los demás”, sentencia.
También influye la curiosidad inherente a los seres humanos.
La sustitución de interacciones reales por artificiales confunde al cerebro, que interpreta que ese mínimo contacto social es suficiente gracias a los refuerzos positivos que brindan las redes.
“Puede producir un desequilibrio en nuestra salud mental, puesto que estamos reemplazando la conversación que tendría lugar si no existieran esos likes por los likes… La interacción física y real es mucho más importante para la salud, ya que involucra a todos los sentidos y no solo a la vista. Por tanto, la información que llega al cerebro es más completa y saludable”, afirma la psicóloga.
En la misma línea, la profesora de la UOC explica por qué muchas veces no es tan sencillo eliminar contactos o seguidores, y cómo esto también puede resultar dañino.
“Hay dos factores. Por un lado, si no hemos sido selectivos al añadirlos, tampoco lo seremos al eliminarlos… Por otro, porque en general todo lo que es positivo lo hacemos con rapidez y aquello que genera placer lo aceptamos sin dudar”.
“Pero —aclara—, todo aquello que pueda ser fuente de conflicto, frustración, discusión o malestar tendemos a evitar. Esta sociedad que no tolera la frustración ni el malestar obliga a nuestro cerebro a eludir los problemas, volviéndonos personas más vulnerables al no poder confrontarlos”.
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