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Se trató la necesidad de consolidar los valores y la educación familiar.
Centenares de feligreses se congregaron este miércoles por la mañana en el Santuario de Nuestra Señora de las Mercedes, ubicado en el Santo Cerro de La Vega, para celebrar la fecha de esta advocación mariana, patrona de la República Dominicana.
La misa oficial de hoy, a la cabeza de Monseñor Carlos Tomás Morel Diplán, obispo de la diócesis de La Vega, contó con la presencia de la vicepresidenta Raquel Peña, junto a diversas autoridades provinciales, santiagueras y nacionales.
Durante su homilía, Monseñor Tomás resaltó la necesidad de reforzar los valores y la educación familiar, la columna base de la sociedad, con el fin de formar mejores personas.
Asimismo, lanzó un llamado de atención respecto a los episodios de violencia, agresión y falta de respeto que han ensuciado al país en los últimos años, sobre todo los casos de violaciones sexuales grupales.
A lo largo del día 24 de septiembre, se llevarán a cabo distintas eucaristías en conmemoración de la fiesta de la Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora de Las Mercedes.
En la misa oficial, celebrada a las 9:30 a.m., junto a la vicepresidenta de la República también asistieron la alcaldesa de La Vega, Amparo Custodio, el senador Rogelio Genao, el ministro de Deportes Kelvin Cruz, el ministro de Obras Públicas Eduardo Estrella, el alcalde de Santiago Ulises Rodríguez, entre otras personalidades.
Cada 24 de septiembre se recuerda el día de Nuestra Señora de las Mercedes, anunciada patrona del pueblo dominicano tras la Independencia Nacional de 1844.
Nuestra Señora de las Mercedes, también llamada la Virgen de la Merced, es una advocación mariana de la Bienaventurada Virgen María, venerada por los católicos y reconocida como la Virgen de la Misericordia.
Esta particular advocación de la Virgen de Las Mercedes se remonta al 1 de agosto de 1218, cuando la Madre de Dios se manifestó por separado a tres ilustres barceloneses bajo la advocación de la Virgen de la Merced: a San Pedro Nolasco, futuro fundador de la Orden de la Merced; al rey Jaime I de Aragón; y al fraile dominico San Raimundo de Peñafort.
Pocos días después, los tres se congregaron en la catedral de Barcelona y confirmaron haber experimentado la misma aparición de la Virgen. Ella les solicitó fundar una orden religiosa dedicada a la liberación de los cautivos. Nueve días más tarde, San Pedro Nolasco estableció la orden.
Su misión específica consistía en mostrar misericordia a los cristianos capturados por musulmanes y piratas sarracenos. Numerosos de sus integrantes, llamados mercedarios, sacrificaron sus propias vidas por la de prisioneros y esclavos, estimándose alrededor de 300 000 miembros.
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