Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
El rector de la Escuela de Comunicación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) alerta que el Colegio de Periodistas atraviesa la crisis más profunda desde su creación y hace un llamado a reorganizarlo, transparentar su gestión y modernizarlo para captar a las nuevas generaciones.
Institucionalidad en conflicto
Oscar Peña opina que la nueva directiva del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) debe “poner orden en la casa” antes de cualquier otra medida. Según él, la entidad ha perdido vigor institucional, su legitimidad está erosionada y su situación financiera se ha debilitado.
“Es indispensable que el CDP rinda cuentas y sea auditado, no como una crítica, sino como una certificación de que funciona correctamente”, afirma. Para él, el paso inicial es reforzar los organismos internos que la normativa dispone, de modo que el gremio pueda contar con la capacidad de defender externamente a sus afiliados.
La misión original del Colegio, dignificar la práctica profesional, garantizar el bienestar social y fomentar la formación, recuerda Peña, se ha desdibujado. Hoy el gremio enfrenta una disyuntiva: renovarse o desaparecer.
Para recuperar su incidencia social, Peña propone dos tareas clave: reorganizar el CDP con transparencia y democratización en la toma de decisiones y modernizarlo para adaptarse al nuevo entorno mediático.
“La ecología digital es muy diferente a la de hace tres décadas. El CDP debe flexibilizarse y atraer a los jóvenes periodistas que no se sienten representados por el gremio”, advierte.
En su visión, el Colegio ha perdido el norte y se ha diluido en el gremialismo y el sindicalismo, olvidando su verdadero papel: la defensa de la profesión. Su propuesta es volver al centro de su misión, enfatizando la ética y la distinción entre periodistas formados académicamente y simples opinadores o influencers.
El entrevistado considera que las redes sociales representan una oportunidad para robustecer la identidad profesional. “Hoy más que nunca el Colegio tiene un nicho: diferenciar al periodista colegiado del opinador irresponsable”, subraya.
Sugiere que el CDP impulse programas de fact‑checking, diplomados y maestrías que brinden herramientas para detectar noticias falsas en texto, audio, foto y video.
Recuerda que ya hubo experiencias exitosas con universidades y el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt), que permitieron maestrías en comunicación y un doctorado con la Universidad APEC (Unapec), así como talleres impulsados por Google, la Universidad O&M y la Fundación Maldita en verificación de datos y detección de noticias falsas. A su juicio, el CDP debería institucionalizar y dar continuidad a esas alianzas, ampliarlas y asegurar que cada nueva generación de periodistas tenga acceso a estas herramientas para reforzar la credibilidad y el rigor profesional.
Para Peña, el CDP también debe producir conocimiento: publicar investigaciones, rescatar trayectorias de los Premios Nacionales de Periodismo y crear colecciones de referencia. “Eso serviría de inspiración a los jóvenes y ayudaría a reconectar con su base”, afirma.
Otro aporte que no debe perderse, señala, es la propia ley de creación del Colegio, aunque precisa una actualización. “La norma establece que el 0,5 % de la publicidad debe destinarse al CDP, pero eso nunca se ha cumplido. Aun así, esa estructura le brinda protección al ejercicio profesional”, explica.
Como recomendación a los nuevos encargados del Colegio, el veterano maestro exhorta: “Que lo renueven, lo reorganicen y lo hagan más transparente. Que democratizen la toma de decisiones y elaboren un plan de desarrollo y recuperación. El CDP es el instrumento sine qua non de los periodistas. Sin plan no hay futuro”.
Agregar Comentario