Salud

Sordera, una condición prevenible

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Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Si la sordera no puede revertirse, los especialistas afirman que es imprescindible disponer de un marco de integración que garantice la comunicación, una educación digna y la inserción laboral.

“Es fundamental entender que alrededor del 50 % de los casos de sordera tienen origen genético, lo que permite prever, antes del nacimiento, que el niño presentará esta condición; la otra mitad se debe a infecciones neonatales que también avisan con antelación, es decir, podemos detectarlo antes del parto y prepararnos”, señala el doctor Frank Betances.

Este otorrinolaringólogo pediátrico, natural de La Vega y formado en el exterior, desconocía las limitaciones del sistema de salud dominicano para las familias con niños sordos hasta que vivió “en carne propia un modelo asistencial alternativo”.

Una de las carencias del sistema, puntualiza el especialista, es la falta de recursos financieros suficientes para que las familias accedan a las terapias, tratamientos o implantes indispensables para abordar la sordera.

“El modelo que manejamos, basado en aseguradoras, restringe considerablemente el acceso a múltiples terapias para personas con escasos recursos, que justamente son quienes más necesitan estos servicios”, argumenta Betances, “porque, lamentablemente, la pérdida auditiva y los trastornos del lenguaje poseen también un componente socioeconómico que se perpetúa, al diagnosticarse y tratarse muy tarde”.

Ese retraso en el acceso complica la vida de quienes lo padecen.

Johanna Diplán, otóloga, explica que “a medida que envejecemos, perdemos lo que se conoce como plasticidad cerebral; por eso, lo ideal es implantar antes de los tres años de edad (…) ¿Puede implantarse a un niño de ocho años? Sí, pero los beneficios esperados no se equiparan a los de un implante realizado en un niño más pequeño”.

En los casos en que la condición no se atiende a tiempo y ya no existe solución, el doctor Betances considera esencial contar con un entorno de integración que garantice la comunicación, una educación adecuada y la inclusión laboral al nivel de los demás ciudadanos.

“Sin embargo, no debemos olvidar que hoy en día la sordera sí tiene solución; hace veinte años no, pero actualmente sí, porque todo avanza”, comenta el experto en lenguaje y audición infantil.

Según la doctora Diplán, la mayoría de los problemas auditivos pueden manejarse con auxiliares auditivos, aunque la elección depende del grado de hipoacusia. En casos de pérdida auditiva profunda, los audífonos resultan insuficientes y se requiere un implante coclear para conseguir una audición funcional.

Estos dispositivos son costosos y delicados; la humedad los daña y quienes los usan precisan seguimiento continuo, ajustes y revisiones. Betances destaca que “si el Estado no cubre este tipo de tratamiento, se vuelve prácticamente inalcanzable para familias de bajos ingresos”.

“La tecnología de los implantes cocleares es avanzada y compleja, y su precio no es accesible”, añade la doctora Diplán. Sin considerar la cirugía ni los estudios diagnósticos, el implante en sí tiene un costo entre 25 000 y 30 000 USD.

Junto a otros colegas, Diplán coordina jornadas de implantes cocleares organizadas desde la oficina de la Primera Dama, en colaboración con el Sistema Nacional de Salud (SNS) y con apoyo financiero de entidades privadas.

También se está desarrollando un programa de detección del déficit auditivo en nueve hospitales públicos, tanto maternidades como centros pediátricos. Desde su puesta en marcha en octubre 2022, se han tamizado 61 893 niños, de los cuales aproximadamente 54 han recibido audífonos.

“Lo ideal sería extender el programa a todos los hospitales del país, pues la prevención y el diagnóstico temprano son la base, y sólo se logran mediante un cribado universal a recién nacidos”, asegura la doctora Diplán, quien estima que su plena implementación permitiría eliminar entre el 90 % y el 98 % de los casos de hipoacusia.

Betances propone al Ministerio de Salud instaurar un programa integral de diagnóstico neonatal al momento del nacimiento, que no solo aborde la sordera, sino que también evalúe cardiopatías, trastornos endocrinos y demás afecciones, ya que prevenir siempre es mejor que curar.

Impulsado por este interés y tras el éxito de un proyecto de atención temprana domiciliaria en España, del que forma parte, el doctor Betances pensó en replicarlo en su país de origen.

Para ello, obtuvo un fondo de incentivo a la investigación científica (Fondocyt) con el objetivo de diseñar un programa que establezca un criterio diagnóstico unificado, de modo que todos los niños dominicanos tengan acceso a las terapias requeridas.

Ante la ausencia de un único criterio diagnóstico, proponen elaborar un diagnóstico situacional, convocar a todas las sociedades médicas —pediatría, rehabilitación, neurología, psiquiatría y psicología— y generar un consenso único que luego pueda adoptarse por el Ministerio de Salud Pública.

Además, colabora con otros médicos dominicanos en la elaboración de un plan terapéutico adaptado al español dominicano.

“La meta debería ser que, dentro de diez años, todos los dominicanos puedan comunicarse sin necesidad de la lengua de señas”, concluye.

La sordera no se adquiere exclusivamente al nacer o por causas genéticas; también existen factores en la edad adulta, como traumatismos o meningitis, siendo esta última una de las causas más frecuentes en adultos.

Estas formas son igualmente prevenibles. La doctora Diplán aconseja evitar ruidos excesivos, reducir el uso de fármacos ototóxicos, cuidar el oído, especialmente ante infecciones, mantener una alimentación balanceada y realizar controles auditivos anuales.

En palabras del doctor Betances: “Toda inversión en prevención es una ganancia”.

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