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Super Mario Bros.: El videojuego que dejó huella en generaciones

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A diferencia de cualquier otro personaje de videojuegos, Mario ha avanzado gradualmente hasta convertirse en un nombre conocido y símbolo de la cultura popular.

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A diferencia de cualquier otro personaje de videojuegos, Mario ha avanzado gradualmente hasta convertirse en un nombre conocido y símbolo de la cultura popular.

A mediados de los años 80, sentí una gran emoción al abrir un regalo tecnológico por mi noveno cumpleaños: una versión portátil Game + Watch del famoso arcade Donkey Kong.

Me enganché con ella sin remedio, fascinado por su pantalla de cristal líquido y la simple expresividad de un héroe que hacía su debut: una valiente silueta monocromática llamada Mario, que subía una obra en construcción para rescatar a una princesa atrapada.

En ese juego de plataformas Mario disponía de tres vidas, pero su atractivo parecía interminable.

A lo largo de los años, el fontanero ha aparecido en más de 200 títulos, entre ellos el legendario Super Mario Bros., un juego de plataformas desarrollado y publicado por Nintendo el 13 de septiembre de 1985.

Sus peripecias han generado mercancía multigeneracional (juguetes, tarjetas coleccionables, kimonos de diseño), spin‑offs como la película animada The Super Mario Bros. Movie y atracciones en parques temáticos.

Más que cualquier otro avatar de los videojuegos, Mario ha evolucionado paulatinamente hasta convertirse en un nombre familiar y emblema de la cultura pop.

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La ahora enorme presencia de Mario, un personaje aparentemente ordinario, tiene sus raíces en inicios discretos.

Antes de su debut en 1981 con Donkey Kong, Mario era conocido como Ossan (en japonés, “hombre de mediana edad”), Mr Video y Jumpman durante su desarrollo; al final recibió el nombre del propietario de la sucursal estadounidense de Nintendo.

Su creador, Shigeru Miyamoto, tomó inspiración de la cultura pop global, imaginando a un protagonista capaz de aparecer de forma intermitente en distintos juegos, tal como Alfred Hitchcock hacía cameos en sus propias películas.

El sprite original de 8 bits de Mario resultaba inconfundible: corpulento, colorido, con una gorra característica y un bigote distintivo.

Para el lanzamiento de Mario Bros. (1983) en las máquinas recreativas, el personaje fue reconfigurado, pasando de carpintero a fontanero ítalo‑americano (reflejando el entorno de tuberías del juego y la afición de Miyamoto por los cómics occidentales), mientras que los controles seguían siendo intuitivos.

“Creo que Mario se volvió tan popular porque las acciones dentro del juego son algo innato para los humanos en todas partes”, comentó Miyamoto al medio estadounidense NPR en una entrevista de 2015.

“Todos tememos caernos de una gran altura. Si hay un hueco que hay que cruzar, todos intentaríamos correr y saltar… la simplicidad de esas experiencias, junto con la naturaleza interactiva de controlar al personaje y ver la respuesta en la pantalla, fue lo que realmente impactó a la gente”.

Mario es, sin duda, un “buen tipo”, aunque su forma ha sido curiosamente maleable.

Sus cualidades transformadoras (y su fama en consolas domésticas) quedaron patentes en el decisivo Super Mario Bros. (1985), donde diversos objetos del Reino Champiñón ampliaron su tamaño y sus habilidades.

En su obra La historia definitiva de los videojuegos Vol 1 (2010), Steven L. Kent describe a Mario como “el veterano estadista de la industria de los videojuegos”, señalando que “Super Mario Bros. sacó a Mario de su entorno de una sola pantalla y lo colocó en un mundo enorme y vívido…”.

“Los jugadores ahora lo dirigían mientras corría por un paisaje aparentemente infinito, lleno de colores brillantes, cavernas, castillos y hongos gigantes. El escenario era demasiado amplio para caber en una sola pantalla”.

Desde entonces, Mario ha permanecido como un personaje inconfundible en innumerables encarnaciones, desde un tanuki volador (en Super Mario Bros. 3, 1988) hasta una abeja (en Super Mario Galaxy, 2007) y un gato (Super Mario 3D World, 2013).

Sus papeles han abarcado desde Dr Mario (un juego de puzzle de 1990) hasta artista/compositor (Mario Paint, 1992) y atleta (en títulos de carreras, fútbol y tenis, además de la serie crossover Mario & Sonic at The Olympic Games).

En Super Mario Odyssey (2017), incluso la icónica gorra de Mario cobró vida propia.

Mientras tanto, el elenco que rodea a Mario se ha expandido enormemente, pero incluso cuando estos personajes protagonizan sus propios juegos, al final se definen por su vínculo con él: como hermano (Luigi), compañera (Princesa Peach, Yoshi) o rival (Donkey Kong, Bowser, Wario).

El sonido que acompaña a Mario también ha sido revolucionario.

La ahora legendaria música y los efectos de movimiento del compositor Koji Kondo han seguido las aventuras de Mario desde Super Mario Bros.

El actor de voz estadounidense Charles Martinet ha creado sus característicos gritos (“¡Vamos!”).

Incluso el primer juego de Mario Bros. ya presentaba motivos ingeniosos que evocan al personaje al instante.

“Ese sonido de ‘caída de moneda’ –creo que son solo dos notas muy agudas– es tan reconocible y sencillo”, explica Galen Woltkamp‑Moon, músico y fundador de la Orquesta de Videojuegos de Londres.

“Mario siempre se mostró icónico, incluso en pixel art de muy baja resolución, pero también recuerdo cantar sus bandas sonoras cuando tenía unos 6 o 7 años, algo que no podía hacer con ningún otro juego en aquel entonces. La música es accesible para todas las edades; cambia cada dos compases, más o menos, y mantiene al público enganchado”.

Llevar a la pantalla grande a un personaje de videojuego tan querido ha sido a menudo arriesgado.

La película de acción real Super Mario Bros. (1993) resultó ser un fracaso total, pese a contar con un elenco talentoso y efectos especiales de alta calidad; Bob Hoskins interpretó a Mario y más tarde describió la cinta como “lo peor que he hecho en mi vida” (entrevista al The Guardian, 2007).

Antes de su estreno, la versión cinematográfica de Super Mario Bros. (2023) provocó una reacción negativa entre los fans por la actuación de voz de Chris Pratt como Mario en CGI, aunque el codirector Aaron Horvarth sostuvo que tenía el espíritu correcto.

“Cuando juegas, si no te rindes, Mario triunfará”, afirmó Horvarth a Total Film. “Así que trasladamos esa experiencia del juego a una característica que Mario [de la película] tendría… [Chris Pratt] es realmente bueno interpretando a un héroe obrero con un gran corazón”.

Mario ha perdurado en diversos ámbitos, inspirando apariciones en éxitos masivos (según el concepto original de Miyamoto, es un personaje jugable en numerosos títulos, como Super Smash Bros. y Fortnite, y un detalle de fondo en muchos otros), memes de internet (incluida la surrealista parodia de “Elon Musk italiano”) y arte conceptual.

La videoinstalación Super Mario Clouds (2002) del artista visual estadounidense Cory Arcangel altera Super Mario World; en 2015, un creador bajo el seudónimo Samir Al‑Mutfi diseñó un juego de plataformas “Super Mario sirio”, que representa los retos que enfrentan los refugiados en busca de seguridad.

Cada vez más, Mario figura en las colecciones de importantes galerías e instituciones.

Según Kristian Volsing, curador del Young V&A de Londres, Mario merece estar en un museo.

“Los videojuegos, al igual que cualquier otro medio, deberían ser reconocidos por su impacto cultural”, comentó a BBC Culture. “Mario ha estado presente desde el inicio de la revolución de los videojuegos en los 80, y sigue más popular que nunca al acercarnos a su 40.º aniversario”.

Mario es reconocido a nivel mundial, aunque también funciona como una pizarra en blanco. Su brillante diseño de juego busca crear una experiencia colectiva.

También existen títulos como Super Mario Maker (un juego con herramientas de creación, lanzado originalmente en 2015); esto demuestra que los jugadores ya saben cómo funciona, pues están profundamente inmersos en él.

Mario une a generaciones en el juego.

Hoy mi hijo tiene prácticamente la misma edad que yo tenía cuando descubrí al personaje, y sus listas de deseos de cumpleaños incluyen Super Mario Lego o una versión actualizada de Super Mario Bros. Game + Watch.

Cuando competimos en Mario Kart, puede que no elijamos al Mario clásico (hay muchísimas opciones de personajes, incluidos Metal Mario y Baby Mario), pero el protagonista sigue siendo una pieza fundamental: un amigo familiar en un mundo acelerado y frenético.

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