Entretenimiento

Te perdiste la llamada

8861826382.png
Fue una especie de recordatorio, intentando indicarme que había dejado pasar la ocasión, mi llamado a cantar y a convertirme en un artista reconocido.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Pensé que nadie me escuchaba mientras tarareaba en inglés una canción antigua titulada “Everybody Hurts” (Todo el Mundo Sufre); de pronto oí la voz de un compañero británico decir: “You missed your call”. Fue una especie de recordatorio, intentando indicarme que había dejado pasar la ocasión, mi llamado a cantar y a convertirme en un artista reconocido. Le respondí que realmente disfruto cantar, tocar la guitarra, difundir el jazz y las artes plásticas. Sus palabras me hicieron meditar sobre una realidad que compartimos muchos.

Las encuestas ponen de manifiesto que más del 60 % de las personas que trabajan o desempeñan una tarea lo hacen motivadas por razones que no guardan relación con su verdadera vocación o pasión. Muchos hemos perdido nuestro llamado o propósito de servicio; realizamos actividades que no nos revitalizan ni nos hacen felices, hemos caído en una espiral de indefinición, sin sentido ni objetivo. No nos atrevemos a seguir lo que de verdad nos entusiasma, tememos al qué dirán.

Nos encanta entonar, pero tememos la crítica; disfrutamos del baile, pero no queremos hacerlo frente a una audiencia; nos fascina escalar, pero pensamos que es solo para jóvenes; nos gusta cocinar, pero nos cuesta organizar una reunión de amigos para hacerlo juntos; nos agrada aconsejar a los políticos, pero tememos ser encasillados en un sector; queremos enseñar, pero sentimos que no poseemos la capacidad suficiente; nos apasiona pintar o dibujar, pero creemos que ya pasó el momento; nos hemos rendido, como si hubiéramos perdido nuestro llamado o vocación.

Ese mismo día en que mi amigo me comentó que había perdido mi llamado, dialogué con un empresario que se dedica a la producción de jarabe de arce, un tipo de miel líquida obtenida de la savia del arce. Este hombre tiene 88 años; me contó que está negociando la venta de su pequeña compañía y que su tiempo se está agotando. Lo miré y recordé aquella frase: “Perdiste tu llamado”. Entonces surge la pregunta: ¿cómo queremos vivir? ¿cómo deseamos concluir nuestra existencia? ¿hemos abandonado nuestra vocación?

Si estás leyendo estas líneas, aún tienes la oportunidad de gozar la vida activando tu vocación y dedicándote a lo que te energiza e inspira. Conozco a un amigo, Milton Tejada, que forma parte de un grupo de caminantes llamado “LOCOrredores”; ellos disfrutan crear, recorren montes, cruzan ríos y cumbres, se ensucian y se atreven a vivir. Otro amigo, Adarberto Martínez, se dedica a sembrar, lanzarse a la corriente, fotografiar flores; ambos son académicos, intelectuales, y han trabajado en la enseñanza y la política, pero nada les impide gozar la vida activando y complementando su pasión.

Este texto es una invitación a reciclar nuestra existencia, a desterrar el miedo y la vergüenza; no posterguemos más, hagamos lo que nos gusta, sin importar los comentarios ajenos.

Si te atrae la política, practícala como una vocación; cualquier actividad—educación, arte, agricultura, escribir poesía, etc.—hazla con entrega; al hacerlo, te transformas y transformas a los demás. No permitas que tu llamado o vocación se desvanezca.

TRA Digital

GRATIS
VER