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El martes, el presidente Donald Trump comunicó que ordenaría la intervención de fuerzas del orden federales para confrontar la criminalidad en Chicago y Baltimore, pese a la fuerte oposición de los líderes electos y muchos habitantes de ambas urbes.
Cuestionado por la prensa en el Despacho Oval sobre el envío de efectivos de la Guardia Nacional a la tercera ciudad más extensa del país, Trump contestó: “Vamos a ir”, agregando, “No dije cuándo”.
“Tengo una obligación”, aseveró el presidente. “Esto no es un asunto político”.
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El gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, potencial aspirante presidencial demócrata para 2028, se mofó de la propuesta de enviar tropas militares y agentes federales a Chicago, insistiendo el martes en que la intervención federal no era ni requerida ni deseada.
Trump ya ha enviado tropas de la Guardia Nacional a Los Ángeles y Washington, D.C., donde también federalizó la policía. Ha manifestado que prevé acciones similares en otras ciudades gobernadas por demócratas, aun cuando un juez federal consideró ilegal el despliegue en California, el martes.
El presidente elogió a la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, por colaborar con las fuerzas federales, pero reiteró sus críticas a Pritzker y al alcalde de Chicago, el demócrata Brandon Johnson.
Trump aseveró que le encantaría que Pritzker llamara y dijera: “Envíen tropas”, a pesar de que el gobernador, quien lleva dos periodos, ha repetido que no lo hará.
“Si el gobernador de Illinois me llamara, me encantaría hacerlo”, declaró Trump. “Lo haremos de todas formas. Tenemos derecho a hacerlo”.
Pritzker tildó los comentarios de Trump de solicitar ayuda como “desquiciados”. Ambos han mantenido una creciente discusión durante días, después de que Trump calificara a Chicago como “la ciudad más peligrosa del mundo” el martes por la mañana.
“No, no llamaré al presidente para pedirle que envíe tropas a Chicago”, manifestó Pritzker el martes en una conferencia de prensa con Johnson y otros líderes. “Ya lo he dejado claro”.
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