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Trump reiteró más de diez veces la advertencia “no consuman Tylenol, no se lo den a los niños”.
Washington.– El mandatario estadounidense, Donald Trump, restringió el uso del Tylenol, la conocida marca comercial de paracetamol que se consume en el país, en mujeres embarazadas y recién nacidos, atribuyéndolo directamente como causante de autismo, pese a las críticas y alertas del ámbito médico que consideran al fármaco seguro y necesario frente a riesgos médicos más graves durante la gestación.
Trump repitió más de diez veces la frase “no consuman Tylenol, no se lo den a los niños” durante la conferencia en la que oficializó sus medidas contra el medicamento, al que su administración vincula de forma directa con el autismo en la nación.
En Estados Unidos, 1 de cada 31 niños recibe diagnóstico de trastorno del espectro autista (TEA), según datos publicados en marzo por la Red de Monitoreo del Autismo y las Discapacidades (ADDM), lo que representa un aumento respecto a la cifra anterior de 1 entre 36. Los datos fueron aprovechados por el republicano para sustentar su postura.
Los registros oficiales indican que el trastorno ha ido en alza en los últimos 25 años, aunque distintas organizaciones médicas sostienen que esto se debe al mayor número de diagnósticos y a la ampliación de la definición del espectro. Trump y su secretario de Salud, Robert Kennedy Jr., han señalado, sin evidencia, a la vacunación como posible responsable.
Trump describió la situación como “una crisis terrible” y acusó explícitamente al Tylenol, ordenando que lleve una advertencia en los puntos de venta y afirmando que “no hay desventaja alguna en no consumirlo” durante el embarazo, pidiendo que solo se emplee en casos de “fiebres extremas” y bajo prescripción médica.
“Hay un rumor, que no sé si es cierto o no, de que en Cuba no tienen Tylenol porque no pueden costearlo y prácticamente no tienen autismo. Y hay otras regiones del mundo que no disponen de Tylenol y tampoco presentan autismo. Eso ya dice mucho”, comentó el presidente.
Preocupación y críticas médicas
Durante el anuncio, el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos emitió un comunicado en el que señala que el paracetamol es seguro y que las enfermedades tratadas durante el embarazo “son mucho más peligrosas que cualquier riesgo teórico y pueden causar graves problemas de salud”, según el Dr. Steven J. Fleischman, presidente de la organización.
“Trump y Kennedy están equivocados”, publicó en su cuenta de X el científico estadounidense Eric Ding, epidemiólogo del Departamento de Salud Pública de Nueva Inglaterra, quien citó un estudio realizado en Suecia con 2,4 millones de menores para afirmar que “el uso de paracetamol durante el embarazo no se asoció al riesgo de autismo o discapacidad intelectual al analizar controles entre hermanos”.
El estudio al que alude Ding es el de la Universidad Drexel y el Instituto Karolinska, que examinó a 2,4 millones de niños y encontró que el consumo de paracetamol en el embarazo no eleva el riesgo de autismo.
Aunque un análisis inicial sin ajustes mostró un riesgo del 5 %, al comparar hermanos expuestos y no expuestos, el riesgo se redujo a 0 %, indicando que los factores familiares explican la asociación observada.
Desde el punto de vista contrario, la Escuela de Medicina Icahn del Mount Sinai, en un estudio publicado en BMC Environmental Health, sostuvo que la exposición prenatal al paracetamol puede incrementar la probabilidad de trastornos del neurodesarrollo, como el trastorno del espectro autista y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en niños.
Productora de Tylenol discrepa con Trump
Kenvue, la empresa responsable de Tylenol, rechazó las declaraciones de Trump, asegurando que “discrepamos rotundamente con cualquier sugerencia contraria a la ciencia independiente”, declaró Melissa Witt, vocera de la farmacéutica en entrevista con The New York Times.
“Nos preocupa profundamente el riesgo que esto representa para la salud de las futuras madres”, añadió Witt.
En EE. UU., Tylenol es uno de los analgésicos y antipiréticos de venta libre más consumidos, con millones de usuarios anuales que lo eligen para aliviar dolor y fiebre.
La marca pertenece a Kenvue, compañía escindida de Johnson & Johnson, y genera ventas multimillonarias, estimadas en alrededor de 1 000 millones de dólares al año, según la página de la farmacéutica.
Tylenol se introdujo en 1955 y originalmente se desarrolló como una alternativa más segura a la aspirina, que en aquel entonces estaba vinculada a efectos adversos como acidosis y problemas gástricos.
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