Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Este objeto, llamado Pascalina, constituye la pieza estrella de la subasta de la biblioteca de Léon Parcé y, a juicio de los especialistas, representa un verdadero punto de referencia en la historia de la ciencia y la tecnología.
“Es la única Pascalina que sigue en manos privadas. Todas las demás se encuentran en museos. Nunca antes un ejemplar como este había llegado al mercado”, declaró este miércoles a EFE Adrien Legendre, jefe del departamento de libros y manuscritos de Christie’s en París, durante el primer día de los trece en que la pieza será mostrada al público antes de su venta.
La máquina, creada entre 1642 y 1645 por un joven Pascal de apenas 19 años, fue diseñada para asistir a su padre, Étienne Pascal, en la recaudación de impuestos en Normandía. Su invención marcó un antes y un después: por primera vez un artefacto realizaba una tarea que hasta entonces había sido exclusiva del razonamiento humano.
“En cierto sentido, es la madre o la abuela de los ordenadores actuales”, subraya Legendre. “Con ella se inicia la mecanización y, más adelante, la digitalización del pensamiento humano. Es un objeto que toca el origen mismo de la revolución científica y tecnológica”.
Según Legendre, podría tratarse de una de las tres máquinas citadas en el testamento de Marguerite Périer, sobrina de Pascal, que fueron donadas en el siglo XVIII al oratorio de Clermont‑Ferrand (centro de Francia).
Esas piezas desaparecieron durante la Revolución Francesa, aunque dos terminaron en el museo Henri Lecoq de esa ciudad. La tercera, la que hoy se pone a la venta, habría permanecido durante décadas en una colección privada a unos 80 kilómetros de Clermont‑Ferrand.
Aunque no hay una prueba documental concluyente, los expertos consideran “muy probable” que este aparato perteneciera directamente a la familia Pascal antes de su dispersión.
Puede leer: Acuerdo confidencial: Estados Unidos financia detención de migrantes en El Salvador
A pesar de sus casi 380 años, la Pascalina se conserva en muy buen estado.
“Funciona, aunque de forma frágil. El mecanismo es delicado, los resortes están algo flojos y ha requerido pequeñas restauraciones, pero sigue siendo plenamente reconocible y operativa”, indica Legendre.
El dispositivo, que servía para efectuar operaciones aritméticas básicas y cálculos topográficos, mantiene sus ruedas dentadas originales, salvo ocho piezas añadidas en distintas épocas: cuatro del siglo XIX y cuatro más instaladas recientemente por un restaurador.
La subasta de la biblioteca de Léon Parcé incluye volúmenes de autores como Newton, Galileo, Kepler, Montaigne y Descartes. No obstante, la Pascalina será sin duda la protagonista.
“La rareza, la importancia histórica y científica y su singularidad en el mercado han sido los factores clave para fijar la estimación entre dos y tres millones de euros”, explica Legendre.
En total se conocen ocho Pascalinas originales fabricadas en vida del científico: cinco en Francia (tres en el Museo de Artes y Oficios de París y dos en Clermont‑Ferrand) y dos en Alemania.
Este ejemplar es el único que cuenta con autorización oficial de exportación, lo que amplía el abanico de potenciales compradores a instituciones y coleccionistas de todo el mundo, pues en América y en Asia no existen ejemplares de la Pascalina.
“Ya sabemos que hay particulares interesados en Europa, Estados Unidos y Asia. También pensamos en universidades y museos, que podrían estar tentados a adquirir un objeto tan simbólico”, comenta Legendre.
El mercado de instrumentos científicos históricos es muy limitado. Se han subastado sextantes, aparatos de navegación, telescopios e incluso máquinas Enigma de la Segunda Guerra Mundial, pero nunca un objeto con la trascendencia de la Pascalina.
“No hay nada comparable”, asegura Legendre. “Estamos ante la primera calculadora mecánica. De ella derivan, tres siglos después, las máquinas de cifrado, los primeros ordenadores y, en última instancia, la informática tal como la conocemos”.
Aunque en su época Pascal no buscaba una reflexión filosófica, pues su intención era práctica y comercial, incluso con la idea de industrializar la máquina, hoy resulta inevitable percibir en ella una dimensión más amplia.
“Es el paso del cálculo mental al cálculo mecánico. Una máquina que comienza a sustituir la mente humana en una tarea intelectual. En ese sentido abre una ventana que hoy podemos relacionar con los debates sobre la inteligencia artificial y la relación entre hombre y máquina”, concluye Legendre. EFE
Agregar Comentario