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Buque de misiles estadounidense arriba a Trinidad y Tobago

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El destructor USS Gravely fue avistado el domingo por la mañana frente a Puerto España, según reportaron periodistas de la AFP.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Un navío de combate estadounidense con capacidad para lanzar misiles arribó el domingo a Trinidad y Tobago, un archipiélago menor ubicado frente a la costa venezolana, con el propósito de realizar maniobras conjuntas que el gobierno de Caracas calificó como una “provocación militar” destinada a generar un conflicto bélico.

El destructor USS Gravely fue avistado el domingo por la mañana frente a Puerto España, según reportaron periodistas de la AFP. Su presencia intensifica la presión ejercida por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre su par venezolano, Nicolás Maduro.

“Venezuela denuncia la provocación militar por parte de Trinidad y Tobago, en coordinación con la CIA, con el fin de instigar una guerra en el Caribe”, señaló un comunicado emitido por la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez.

Adicionalmente, Caracas anunció la detención de un número indeterminado de presuntos “mercenarios” ligados a la CIA, acusados de planear un “ataque de falsa bandera” para desatar una guerra en el país.

La llegada del destructor no pasó inadvertida para residentes y turistas.

Randy Agard, un ciudadano estadounidense de 28 años que visitaba a su familia en Trinidad y Tobago, manifestó tener “sentimientos encontrados”.

“Siento que Estados Unidos está intentando inmiscuirse en todo para tener el control y establecer una narrativa de que se preocupa por los demás”, declaró. “Dicen buscar la paz, pero envían buques de guerra, lo cual no me parece coherente”.

Desde agosto, Washington ha desplegado navíos de combate en el Caribe y, desde principios de septiembre, ha intensificado una campaña de ataques aéreos contra lanchas sospechosas de narcotráfico.

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Estados Unidos también comunicó su intención de enviar al Caribe el portaaviones Gerald R. Ford, el más grande del mundo, un incremento considerable de recursos militares estadounidenses en la región, que Maduro denunció el viernes como un intento de “crear una nueva guerra”.

Trump acusa a Maduro de liderar supuestas redes de narcotráfico, mientras que el mandatario venezolano sostiene que Washington utiliza el tráfico de drogas como pretexto para imponer un cambio de régimen en Venezuela.

En Puerto España, algunos ciudadanos respaldan la presencia estadounidense.

“Hay una buena razón para que traigan su buque de guerra. Es para ayudar a solucionar los problemas de drogas que existen en territorio venezolano”, afirmó Lisa, una residente de 52 años que prefirió no revelar su apellido.

No obstante, muchos entrevistados expresaron inquietud ante el arribo del buque y la posibilidad de una intervención militar estadounidense en Venezuela.

“Si ocurre algo entre Venezuela y Estados Unidos, (…) podríamos vernos afectados”, advirtió Daniel Holder, de 64 años. “La gente no comprende lo grave que es esto ahora”, pero “podrían suceder cosas aquí”.

Sentado en una plaza del centro de Puerto España, este seguidor del rastafarismo, un movimiento espiritual originado entre los descendientes de esclavos en Jamaica, se opone a la estrategia de su gobierno.

La primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, es una ferviente aliada de Trump y, desde su ascenso al poder en mayo, ha adoptado una postura crítica y enérgica contra la inmigración y la delincuencia venezolana en su nación.

Caracas acusa a Persad-Bissessar de haber renunciado a la “soberanía de Trinidad y Tobago” y de convertir “su territorio en un portaaviones de Estados Unidos para la guerra en todo el Caribe, contra Venezuela, contra Colombia y contra toda Suramérica”.

Una mujer en Puerto España, que optó por el anonimato, rechazó la idea de un conflicto. “No queremos guerra, queremos vivir en paz (…) Es una amenaza para la tranquilidad, porque al traer buques de guerra, están insinuando que buscan la guerra”, comentó.

La movilización militar estadounidense ha resultado, hasta la fecha, en 43 muertes en diez bombardeos contra presuntas lanchas de drogas en el Caribe y el Pacífico, según un conteo de la AFP basado en cifras del gobierno de Washington.

Dos ciudadanos trinitenses habrían perdido la vida a mediados de octubre en esos bombardeos. Las autoridades locales no han confirmado ni desmentido estas muertes.

Expertos han cuestionado la legalidad de estos ataques.

Rhonda Williams, una recepcionista de 38 años, solo desea una cosa: la paz. “No necesitamos todos estos asesinatos y bombardeos, solo necesitamos paz… y a Dios”, aseguró a la AFP.

“Venezuela está atravesando una situación extremadamente difícil en este momento, tanto a nivel social como económico”, una situación que atribuye “al gobierno”, señaló.

Para Ali Ascanio, un venezolano de 38 años establecido en Trinidad y Tobago desde hace ocho años, como muchos de sus compatriotas, la llegada del destructor estadounidense “resulta un tanto inquietante”.

Es “alarmante, porque entendemos que es un indicio de guerra”, manifestó este vendedor de frutas y verduras, quien espera que la presión de Estados Unidos impulse a Maduro a “abandonar el poder pronto”.

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