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La estructura de la catedral San Felipe Apóstol exhibe un severo deterioro, y su sistema de aire acondicionado y las losas de concreto han sufrido un avance en su desgaste.
El párroco, Cruz Osvaldo Cruz, expresó que “existe preocupación, porque en cualquier momento podría ocurrir un desprendimiento de una de las paredes y afectar a nuestros fieles”.
Indicó que los componentes del sistema de climatización, debido a la falta de mantenimiento, se han convertido en una seria amenaza para quienes asisten a los oficios religiosos.
Este templo es, además, concurrido por decenas de cruceristas que arriban semanalmente al destino y por grupos de turistas alojados en los hoteles del distrito de Maimón, así como en los enclaves de Cofresí, Costáambar, Marapicá, Playa Dorada, entre otros.
El sacerdote Cruz resaltó que es evidente el agrietamiento en la sección superior de la torre ubicada en el lado norte de la catedral, la cual fue objeto de trabajos de refuerzo hace algunos años, pero ahora, dadas las condiciones actuales, representa un gran riesgo.
Reveló que el obispo de la diócesis Puerto Plata-Gaspar Hernández, monseñor Julio César Corneille Amaro, ha realizado gestiones con las autoridades gubernamentales, incluyendo al ministro de la Presidencia, José Ignacio Paliza, oriundo de la Novia del Atlántico, para que la catedral sea intervenida, pero hasta la fecha esos esfuerzos no han producido los resultados esperados.
Manifestó que en tres ocasiones “hemos recibido la visita de tres comisiones de funcionarios, con el propósito de llevar a cabo evaluaciones de los daños estructurales que presenta el templo, cuyo costo de reparación asciende a unos RD$30.0 millones”.
En marzo, Paliza visitó al obispo para constatar las condiciones físicas de la iglesia, e incluso prometió que después de la Semana Santa de este año “intervendrían esta catedral, pero hasta estas promesas se las ha llevado el viento.” Lamenta el incumplimiento.
Este templo católico fue inaugurado en 1956, reemplazando a la edificación de madera que existía años antes, y fue elevada a la categoría de catedral en 1997 por designio del papa Juan Pablo Segundo.
Su primer obispo fue monseñor Gregorio Nicanor Peña Rodríguez, quien se mantuvo en el cargo hasta el año 2005, momento en que Corneille Amaro fue designado como obispo de Puerto Plata por disposición del Papa Benedicto XVI.















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