Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Cádiz (1973). Redactor y editor especializado en tecnología. Escribiendo profesionalmente desde 2017 para medios de difusión y *blogs* en español.
***
**ChatGPT** se ha introducido en el día a día de muchísimas personas. Muchos lo emplean para escribir mensajes, condensar documentos o traducir textos, pero sus posibilidades son mucho más amplias. Detrás de esta apariencia de simple asistente de escritura se ocultan funcionalidades mucho más profundas, algunas de ellas tan provechosas como inesperadas.
Una de las cualidades más asombrosas de ChatGPT es su destreza para detectar **lenguaje manipulador o engañoso**. Puede estudiar un texto y señalar expresiones con carga emocional, sesgos o falacias que buscan influir en el punto de vista del lector. Esto lo convierte en una herramienta de gran valor en esta era de sobreinformación, donde las noticias falsas y las estafas circulan fácilmente en redes sociales o en servicios de mensajería instantánea.
Más allá de la versión estándar de ChatGPT, cualquier usuario puede fabricar lo que la plataforma denomina **GPTs personalizados**. Es decir, versiones del asistente diseñadas para cometidos específicos. Pueden ser un planificador de viajes, un revisor literario o incluso un preparador de idiomas. Cada uno de estos “minirobots” conserva un conjunto de instrucciones y un tono propios, ajustados al propósito que el usuario determine. Es como disponer de tu propia aplicación creada con IA, sin necesidad de teclear una sola línea de código.
Una de las prestaciones más recientes y menos conocidas es su habilidad para el **análisis visual**. ChatGPT puede interpretar imágenes, gráficos o documentos digitalizados (escaneados) y detallar su contenido en lenguaje natural. Si subes, por ejemplo, un recibo, una tabla de datos o una captura de pantalla, puede describirla y resumir la información principal. Para estudiantes y profesionales, esta función convierte el proceso de comprender documentos complejos en una tarea instantánea.
Otra funcionalidad poco divulgada es su aptitud para **identificar patrones de conducta**. Si le proporcionas tus horarios, tus datos de sueño o tu lista de tareas pendientes, ChatGPT es capaz de localizar tendencias que a simple vista son invisibles. Dicho de otra manera: cuándo tienes mayor rendimiento, qué días el descanso es de peor calidad o cómo afectan tus hábitos digitales a tu productividad general. Es un recurso interesante para aquellos que aspiran a conocerse mejor o a optimizar su bienestar cotidiano a través de la tecnología.
ChatGPT también puede **simular diversos perfiles de audiencia** y aventurar cómo podrían reaccionar ante un comunicado o una proposición. Basta con pedirle que asuma la perspectiva de un grupo particular —jóvenes, adultos, profesionales de un determinado sector o incluso consumidores de un país concreto— para obtener una aproximación de su respuesta. Una manera original de ensayar ideas antes de lanzarlas al entorno real.
Esta herramienta ha evolucionado de algo que solo se empleaba para generar textos a ser un **asistente de inteligencia contextual**, capaz de analizar, interpretar fenómenos y realizar predicciones. Sus funciones “secretas” no solo facilitan las labores diarias, sino que también nos abren la puerta a nuevas formas de interacción con lo tecnológico. Quien aprenda a sacarles partido descubrirá que el verdadero potencial de la inteligencia artificial apenas ha empezado a manifestarse.
Agregar Comentario