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¿Qué es Cosplay y cómo se transformó en un fenómeno de la cultura popular?
El *cosplay*, abreviatura del término anglosajón “juego de disfraces” (costume play), constituye un *hobby* que ha ganado una popularidad creciente a lo largo de los últimos años.
Quienes lo practican, los *cosplayers*, se dedican a la creación de elaborados atuendos inspirados en sus personajes predilectos de películas, series televisivas, videojuegos y cómics, y acuden a convenciones y eventos para mostrar sus originales creaciones.
Pero, ¿cuál es la raíz de esta afición y cómo logró convertirse en un fenómeno tan extendido?
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Sus orígenes se sitúan en Japón, durante la década de 1970. El término “cosplay” fue acuñado por un periodista nipón, Nov Takahashi, al presenciar cómo aficionados ataviados como personajes de cine de ciencia ficción y fantasía asistían a una Worldcon en la ciudad de Los Ángeles.
Rápidamente, se consolidó en Japón, transformándose en un pasatiempo muy valorado entre los seguidores del *anime*, el *manga* y los videojuegos.
Algunos expertos en historia sugieren que sus raíces podrían hundirse en el teatro japonés, en particular en la tradición del *kabuki* y su empleo de vestuarios y maquillajes muy detallados.
El *cosplay* comenzó a ganar notoriedad en Estados Unidos durante la década de 1980, impulsado por el auge del *anime* y el *manga* en Occidente. Los primeros encuentros en suelo estadounidense solían ser pequeñas reuniones de *fans* que se disfrazaban de sus personajes favoritos, compartiendo su entusiasmo por la cultura pop japonesa. Estos eventos, a menudo discretos y con poca publicidad, se llevaban a cabo en habitaciones de hotel u otros espacios de reducido tamaño.
Las primeras convenciones de *anime* en EE. UU. se celebraron a finales de los años 70 e inicios de los 80. Un ejemplo temprano fue la Convención de Ciencia Ficción, Fantasía y Cómics, que tuvo lugar en San Diego, California, en 1970. Aunque esta convención no estaba centrada exclusivamente en el *anime*, sí incluía contenido referente a la cultura popular japonesa, como un panel dedicado a la animación nipona.
En 1981, Nueva York acogió la que se considera la primera convención dedicada específicamente al *anime* en Estados Unidos. Bautizada como “AnimeCon”, fue organizada por la Cartoon/Fantasy Organization, un grupo de entusiastas interesados en promover el *anime* y el *manga* en el país.
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Durante los años 90, la práctica del *cosplay* continuó su ascenso en convenciones y encuentros. El primer concurso de *cosplay* se celebró en la Convención Mundial de Ciencia Ficción de Los Ángeles en 1984, pero fue en esa década cuando los concursos se establecieron como una parte habitual de la programación de las convenciones. El *cosplay* empezó a captar más la atención de los medios de comunicación y se convirtió en un tema recurrente en foros y comunidades de internet.
En la década de los 2000, el *cosplay* experimentó un gran impulso en popularidad. Los *cosplayers* hicieron su aparición en la televisión y el cine, y la actividad se volvió tendencia en las redes sociales. Los disfraces empezaron a ser más intrincados e ingeniosos, con la creación de vestimentas y accesorios complejos que guardaban una gran fidelidad a los personajes originales.
El *cosplay* incluso comenzó a atraer la mirada de la industria de la moda, con diseñadores creando prendas y complementos inspirados en su estética.
Desde sus comienzos en Japón en los años 70, el *cosplay* ha evolucionado de manera notoria. Hoy en día, representa un fenómeno de alcance mundial con millones de seguidores a nivel global. Se ha establecido como un *hobby* muy popular y ya no se restringe únicamente a eventos o subculturas específicas. Se ha convertido en un componente esencial de la cultura popular e incluso ha alcanzado reconocimiento como una forma de expresión artística por mérito propio.
Además, en los últimos tiempos el *cosplay* se ha vuelto más inclusivo, contando con la participación de *cosplayers* de toda edad, género y procedencia en eventos y convenciones. Esta actividad se ha erigido en un medio para la autoexpresión y la creatividad, y para forjar lazos con otras personas que comparten intereses comunes.
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