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Octubre se reconoce como el Mes de Concienciación del Cáncer de Mama, una fecha dedicada a la educación, la detección precoz y a impulsar transformaciones para quienes lo sufren.
Ya sea impreso en camisetas o colgado en bolsos, el lazo rosa está presente en todas partes durante octubre. Con la campaña anual a la vuelta de la esquina, es el momento perfecto para entender por qué y de qué forma los lazos rosas se han convertido en el emblema omnipresente de la concienciación sobre el cáncer de mama.
“Para mí, la historia del lazo rosa es un testimonio increíble de cómo la gente se ha unido a lo largo de los años para generar un cambio real”, comentó Paula Schneider, presidenta y directora ejecutiva de la fundación Susan G. Komen. “La cinta simboliza mucho más que una donación en un evento; representa una promesa y una visión para erradicar el cáncer de mama de forma permanente como una comunidad unida”.
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A comienzos de los años setenta, Irwin Levine y L. Russell Brown compusieron “Tie a Yellow Ribbon Round the Ole Oak Tree”. La canción inspiró a Penne Laingen, esposa de un rehén en Irán, a colocar cintas amarillas alrededor de los árboles para llamar la atención sobre la crisis nacional y, finalmente, lograr que su marido volviera a casa. “Ese fue realmente el primer momento en que las cintas se convirtieron en pasión y poder, y empezaron a verse por todo el país mientras la gente se unía por una causa”, explicó Schneider.
Las cintas de concienciación recibieron un destacado trato en los Premios Tony de 1991. “Los activistas contra el SIDA tiñeron la cinta de rojo vibrante, la enrollaron y la colocaron en el pecho del actor Jeremy Irons. La gente se volvió loca por ella; era el equivalente de 1991 a ‘volverse viral’, por así decirlo”, añadió.
Como señala Schneider, el lazo rosa es en realidad una pieza conmovedora de la historia estadounidense, “vinculada al sentimiento general de unidad y apoyo”.
Muchos afirman que todo comenzó con Charlotte Haley, nieta, hermana y madre de mujeres diagnosticadas con cáncer de Mama. En 1991, Liz Smith redactó un artículo para la revista Self acerca de cómo Haley empezó a confeccionar cintas color melocotón para concienciar sobre el cáncer de Mama. Con cada juego de cintas que fabricaba, incluía una tarjeta que decía: “El presupuesto anual del Instituto Nacional del Cáncer es de 1.800 millones de dólares, y solo el 5 % se destina a la prevención del cáncer. Ayúdenos a despertar a nuestros legisladores y a Estados Unidos usando esta cinta”, según Breast Cancer Action.
“Charlotte Haley fue una activista auténtica y defensora de base. Demandó cambios en las políticas de los legisladores y más fondos para la prevención del cáncer de Mama”, declaró Tibby Reas Hinderlie, gerente de comunicaciones de Breast Cancer Action.
Sin embargo, Susan G. Komen, entonces conocida como la Fundación Susan G. Komen contra el Cáncer de Mama, contribuyó a la popularización de los lazos rosas. Aunque la fundación llevaba entregando viseras rosas brillantes a las sobrevivientes de cáncer de Mama que participaban en su Carrera por la Cura desde finales de los 90, adoptaron los lazos rosas en otoño de 1991, tan solo unos meses después de la aparición de Irons en los Premios Tony.
El lazo rosa representa el valor para luchar contra el cáncer de Mama, la esperanza en el futuro y la generosidad de personas y empresas que apoyan públicamente el movimiento contra esta enfermedad. Busca evocar la solidaridad con las mujeres que actualmente enfrentan el cáncer de Mama.
Las organizaciones dedicadas al cáncer de Mama emplean el lazo rosa para asociarse con la enfermedad, promover la concienciación y respaldar la recaudación de fondos.
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